El Alicante se aferra al milagro y provoca una pañolada en Gran Canaria

El Alicante se impuso de forma merecida a Las Palmas en un paupérrimo partido, que terminó con unánime muestra de pañuelos de los espectadores a los dirigentes del equipo local, presentes en el palco del Estadio de Gran Canaria.

No se descuelga del todo el conjunto alicantino de la lucha por la permanencia, mientras que los locales no pueden aún respirar tranquilos.

Un remate de cabeza de Peragón, tras una falta que lanzó Abel Buades desde larga distancia, valió para que el cuadro levantino se adelantara en el marcador. Esa acción resultó lo más destacado de una primera parte de mal juego y de escasas situaciones de peligro ante las porterías.

De todas formas, con una presión compartida y mejor posicionamiento de los visitantes -coordinó bien Abel Buades en la parcela central-, éstos también se proyectaron en alguna que otra aproximación al área contraria, con disparos baldíos de Azkoitia o Torrecilla.

Dos minutos después del gol alicantino, Marcos Márquez estuvo a punto de igualar, después de un exquisito servicio hacia atrás de Pablo Sánchez, pero su tiro lo atajó Queco Piña.

El periodo concluyó con otro intento sin consecuencias de Pablo Sánchez -el portero visitante neutralizó el balón sin complicaciones- y un ritmo algo más cansino.

Las variaciones en el segundo tiempo, en lo que respecta a la labor que desplegaron unos y otros, apenas varió. Se apreció más temperamento en los visitantes y mucho nerviosismo en sus oponentes.

Saúl, en el minuto 83, cabeceó fuera por poco a saque de falta de Miguel García, y con posterioridad, Azkoitia e Ismael desperdiciaron sendas ocasiones para certificar el resultado cuando ya Las Palmas asumió riesgos, con sólo tres defensas.