El Rayo no tiene piedad de un Córdoba muy flojo

Choque de intereses el que se vivió hoy en el estadio Teresa Rivero, con mucha trampa para los locales, que pese a luchar por el ascenso se suele confiar en exceso con los equipos de la zona baja de la tabla. Pero la liga enfila ya su última fase y los puntos que se quedan por el camino se pagan caros y hoy había que asegurar desde el principio.

El Rayo salió con un plantel más rápido y directo, con tres puntas, aunque el único que ejerció como delantero fue Pachón, pero pecó en el medio campo, con Enguix y Diamé, teóricos recuperadores, que ofrecían muy poco fútbol. El Córdoba por su parte sacó un once que pretendía fortaleza atrás, para lentamente ganar metros.

Así, la primera parte se haría poco vistosa, los visitantes adormecieron el encuentro cuanto pudieron, mientras que a la delantera vallecana le llegaban pocos balones. Ambos debieron recurrir a los balones en largo para crear algo de peligro. La iniciativa sería local y pese a las dificultades de proveer de balones a los tres de arriba dispusieron de hasta cuatro ocasiones antes de que Salva, central que disputaba su segundo partido de titular cabeceara córner en el minuto 40. Sólo dos minutos después, Asen realizaba el primer lanzamiento a puerta de la primera mitad.

La segunda mitad prometía más de lo mismo, pero el Rayo quiso sentenciar antes de que comenzara el carrusel de cambios, y tuvo que ser el capitán el que la firmara, tras recibir un pase en largo de Rubén Reyes y deshacerse de cuantos le salieron, meta incluido, para escorado a la banda marcar a puerta vacía.

Luego llegaría el festival y el divertimento para la afición. Piti convertiría la victoria en goleada, primero, en una jugada en la que partía en fuera de juego pero que salvó Pachón con una gran carrera para dar el pase de la muerte al valenciano, que anotó con el portero descolocado, y dos minutos después tras recuperar el balón en un saque de córner en su propia portería y recorrerse todo el campo salvó la media salida de Navas con una vaselina.

Sólo diez minutos bastarían al Rayo para acabar con toda la emoción. Luego llegarían los cambios, Luna Eslava sacaba a Natalio, el llamado a revolucionar los minutos finales, y reconvertía el medio cambio, pero ya era tarde. En los minutos restantes el Rayo los dedicó a gustarse y dar minutos a los no habituales, el público hizo la ola y pidió la "manita", que la firmó Perera, mientras que el Córdoba buscó el honor sin éxito.