El club se tambalea por la actitud de sus dueños

El 'centenario' Levante corre serio peligro de entrar en liquidación de bienes, paso previo a su disolución. Y todo por culpa de Pedro Villarroel, cuya gestión y la de sus adláteres (Julio Romero y sus consejeros) originó una deuda de 88 millones a un club que este año ingresará seis. Lejos de facilitar la entrada de nuevos gestores, vendieron sus acciones a un grupo de Tomelloso, con Jesús Serna de presidente. Sin embargo, el 'jefe' de los manchegos es José Antonio López Lara, que prometió soluciones pero sólo desestabilizó a la entidad. Como ejemplo, dijo que contaba con el técnico Luis García y el secretario técnico, Manolo Salvador, y a los pocos días convocó a Andoni Goikoetxea para hacerle director deportivo, lo que hacía peligrar el futuro de los dos primeros. Además, tras darle mando a García y Salvador, intentó fichar a dos jugadores (Dorado y Falcón) sin su conocimiento.

Con el Levante en concurso de acreedores, los nuevos dueños desembarcaron el pasado 23 de diciembre y, desde entonces, no han aportado ninguna solución económica, algo grave pues a finales del presente año se entrará en la fase de convenio de acreedores y, si no hay dinero y no se llega a un acuerdo con ellos, el juez decretaría la liquidación. Los administradores concursales dieron un plazo a Serna y Lara para que devolvieran las acciones y que el club las gestionara, pero no dan su brazo a torcer. La posibilidad que se guardó Villarroel de recuperar el 70% de los títulos también entorpece la solución.

Hay que recordar que, el pasado verano, Villarroel y Julio Romero hicieron un 'paripé' de negociaciones, con las que el club ya perdió casi dos meses, con el supuesto empresario Tomás Carmona y tampoco hubo una solución para el club.