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Liga BBVA | Málaga 1 - Racing 0

Luque sí cree en el milagro

El Málaga se reengancha a Europa y deja estancado al Racing. Los cántabros tienen aún cinco puntos de cómodo colchón. Decidió un penalti en el 87'.

<b>FELICIDAD. </b>Albert Luque coge el capote para celebrar el 1-0 que permite soñar con Europa al Málaga.
FELICIDAD. Albert Luque coge el capote para celebrar el 1-0 que permite soñar con Europa al Málaga.

Muñiz creía tenerlo todo en orden en su regreso a Málaga. Había entrenado la tarde anterior en el anexo a La Rosaleda, había estudiado punto por punto al equipo que él construyo y tenía el partido 0-0 en el minuto 87, casi donde quería. Málaga, amiga suya, no le iba a fallar. Se le escapó un detalle. Adriano, que había tenido un papel marginal y era poco analizable en los vídeos, se filtró en el área después de un extraño rebote y cazó el balón justo antes de que Luccin metiera su pierna. El murmullo se hizo insoportable en La Rosaleda, porque dos semanas antes Apoño se había estrellado con Aranzubía. Pero esta vez no estaba Apoño. En cambio, por ahí andaba Fernando, lanzador casi infalible en sus etapas en Valladolid y Betis. Pero el balón lo cogió Luque, que debió lanzarlo aquella noche del Depor y que ayer mereció esa oportunidad porque se dejó todo en el intento. Toño, que había hecho un partido inmaculado y estaba caliente para la ocasión, fue engañado y superado por Luque, que se perfiló como lo hacía el gran Signori en su época. Su gol sitúa al Málaga con 54 puntos y reenganchado a Europa, lo merece. Y la derrota deja al Racing estancado con 39 puntos, sin peligro aparente, porque a tres jornadas del final mantiene un cómodo colchón de cinco puntos, pero con ese ligero dolor de cabeza que significa no estar fuera de peligro de forma matemática.

Lo cierto es que el Racing no hizo demasiado por terminar de salvar el cuello. Pareció un equipo demasiado suave para lo que se estaba jugando, con jugadores con nombre pero con poco espíritu competitivo, justo lo que condena cuando te asomas al infierno. El Málaga, sin embargo, estuvo admirable y volvió a pegar un revolcón a quienes le acusaron de bajar los brazos. El Málaga sabía que sólo una victoria le mantenía en la carrera europea, puso todo por alcanzarla y no paró hasta que Luque estrelló el balón en la portería de Toño en el minuto 87. Aunque el partido era para tablas, tal vez fue un justo castigo para el Racing, que no terminó de pelear con convicción la victoria. Seguro que Muñiz, excelente entrenador y todo un carácter en el vestuario, se vio más reflejado en el equipo que formó que en el que dirige.

Tapia fue consecuente con la realidad del Málaga. Cómodamente salvado, y con la UEFA a cuatro puntos, tenía que apostar todas sus fichas a la victoria. Así que Duda, habitual interior, se puso el disfraz de Apoño, que lo vio en la grada. El portugués dirigió las operaciones de Eliseu, Luque, Baha y Adrián, una sombra del jugador que deslumbró a principio de curso. Sólo Luque, incisivo, ganador, especialmente motivado, puso en verdaderos apuros a la defensa del Racing, que ha sufrido mucho desde el adiós de César Navas. Muñiz chequeó la alineación del Málaga y entendió que podía plantear un intercambio de goles. Y jugó valiente, con Valera de lateral para juntar a Munitis, Pereira, Toni Moral y Zigic. Y salió, porque estaba escrito, un partido bonito, con una primera parte distendida. Toño hizo la parada de la tarde en un libre indirecto dentro del área que botó Lolo. Goitia, especialmente concentrado a pesar de los rumores que le sitúan en el Betis, le hizo un paradón a Pereira y luego otro a Garay. En realidad, fue un partido muy de final de temporada. Porque no se puede decir que no había nada en juego, pero la forma de expresarse de los jugadores tampoco denotó ninguna angustia. Había cierta distensión, muy a tono con el azul y espectacular día que amaneció en Málaga y que debió recordar perfectamente a Muñiz el del 15 de junio de 2008 en que se consumó el ascenso a Primera del Málaga.

Igual el Racing se confió por esa supuesta amistad no escrita que estaba naciendo con el partido y se recreó en el cero a cero. Tchité y Serrano no le dieron nada a Muñiz, pero Adriano sí al Málaga. Travieso, el desconocido Ferreira hizo la jugada del partido. La que obliga a sudar al Racing. La que permite soñar con el milagro al Málaga de alcanzar una plaza en la Copa de la UEFA.