Rubén Castro trae el morbo con su regreso

Vende más la presencia de Rubén Castro en Gran Canaria que todo el Huesca en peso. Vuelve el delantero a su tierra por primera vez desde que salió en el año 2004 después de un curso infame, con descenso a Segunda B de la Unión Deportiva como corolario de múltiples vergüenzas. Queda la paradoja de la medalla que se colgó de máximo realizador de la categoría en mitad de un desierto de miserias. Desde entonces, Rubén se ha convertido en un espíritu nómada. Se cambia de camiseta cada verano porque en el Deportivo no le quieren y parece olvidado el pedigrí que adquirió en sus inicios, con debut en Primera y goles recordados a Casillas. Probablemente no se le haya tratado como mereciera aunque ahora, que es lo que vale, ha encontrado buen ecosistema en Huesca. Se siente capitán general y protagonista mayúsculo, justo lo que se le ha negado en otros destinos.

Tendrá vigilar muy bien Las Palmas las emociones disparadas de Rubén porque no habrá mayor peligro en las camisetas del rival que las palpitaciones de este depredador errante. Marca el partido Rubén para unos y otros, aunque late esa permanencia solvente que trae el premio del triunfo. Vidales y Calderón no manejan otras cuentas: ganar esta tarde sanea el horizonte de manera decisiva, por lo que no es cuestión menor la suerte que se va a librar sobre el césped.

El partido reparte necesidades y vértigos. Se impondrá el equipo que mejor maneje las cargas que asumieron dejando para mayo demasiadas cosas pendientes. El pulso, por tanto, supera su cartel.

No habrá celebración alguna si marca gol

Rubén es hombre de pocas palabras. Se siente más cómodo con el balón que ante los micrófonos. Y lo prefiere. Por ello, en la conferencia semanal que ofreció a la Prensa para analizar este encuentro, dejó respuestas parcas, como acostumbra, aunque regaló una advertencia algo sorpresiva: si marca hoy, evitará chanzas y celebraciones. El pasado mes de noviembre sí que lo hizo en El Alcoraz cuando acertó ante el escudo que le vio nacer. Pero Rubén opina que, entonces, debió hacerlo por respeto a su propia afición. Ahora que vuelve, que se estrena en partido oficial en el Gran Canaria, el ariete de quiere que el respetable no se sienta irritado si se la lía de nuevo a la Unión Deportiva.