¡Volvieron los toreros!

Salvando la euforia que despertó la victoria en el Camp Nou (1-2), demasiados meses han tenido que pasar para que la Ciudad Deportiva recobrase la felicidad y el optimismo de antaño. Atrás quedaron las críticas, los incidentes con algún jugador (como el de Carlos Kameni la víspera de Reyes) y las caras largas. Ayer tarde, en la vuelta al trabajo del Espanyol tras su salida de la zona de descenso, todo fue júbilo. Y la frase de un aficionado que lo resume: "Pochettino, gracias por todo".

El perico se siente ya salvado. O al menos no ahogado, como ocurría hace sólo diez días. Mientras los operarios reparaban las maltrechas vallas colindantes con la Ronda Litoral (se estropearon en febrero, pero también parece que esperaban a abandonar la zona crítica de la Liga), la plantilla ingresó en el campo. El técnico dialogaba con Nené y numerosos hinchas se agolpaban sobre una de las puertas de acceso. Hubo pasillo con aplausos cuando los titulares ante el Betis la cruzaron al trote. "A esta gente hay que hacerle un monumento", proclamaba un socio. Así es el españolismo: resulta tan común el sufrimiento que los malos tiempos se olvidan rápido.

Luis, agasajado.

Pero la salvación momentánea se palpa también en los rostros de los futbolistas. Mucho más relajados, más risueños. Los titulares no dejaron de conversar, como tratando de revivir el 2-0 del domingo, y se quedaron viendo el partidillo de suplentes.

Y, tras la sesión, más apoyo recíproco. El más ovacionado fue Luis García. "¡Felicidades por el gol!", le gritó un hincha. "Tú sí que sabes, torero", le indicó otro. Al fin alegría. Que siga la fiesta ante el Valencia.