El derbi no deja heridas: "Así sí se puede perder"

Primera conclusión, y quizás la más valiosa de todas las que se puedan extraer lo acontecido el sábado en Tenerife: la Unión Deportiva no sumó puntos pero sí estima en el clásico canario. Cayó de una manera honrosa, ofreciendo fútbol, sensación grupal y maneras que prometen. Con el añadido de haber mostrado semejante catálogo en el Heliodoro, con 20.000 personas chillando en contra. "Así, sí se puede perder". Lo dijo el presidente, lo dio a entender Javier Vidales y también lo reconocieron abiertamente numerosos futbolistas. La satisfacción era incompleta porque caer en el derbi impide sensaciones plenas, pero quedó un poso reparador del que se pretende sacar rédito. El objetivo: evitar los manidos daños colaterales que se atribuyen a claudicar ante el enemigo vecinal.

"Dimos una imagen importante ante nuestros aficionados", destacó Miguel Ángel Ramírez cuando le tocó hablar de fútbol. "Hicimos un buen trabajo pero faltó la recompensa", sintetizó Vidales, al que no le cabe duda alguna de que no hará falta una medicina especial para levantar a su gente de este revés: "Somos mayorcitos para saber que queda mucho camino por recorrer".

En el viaje de regreso, era comentario generalizado en la expedición que por detalles se escapó la oportunidad de firmar la sorpresa en Tenerife. Cuestión oportunista que sí dominó el contrario, implacable arriba en momentos especialmente estratégicos. Al inicio de la segunda mitad y cuando se entraba en la recta final.

Justicias o injusticias al margen, queda la lección de que una Unión Deportiva enchufada, como se vio el sábado, tiene mucho que ganar. Y considerando que el test fue frente a uno de los acreditados candidatos al ascenso, más luces y fiabilidad si cabe. Vidales administrará estos imponderables como oro puro: es un motivador nato, que ha podido con tiempos peores y que, en situaciones como la actual, exprime como nadie emociones y ánimos.

Discurso optimista y rotundo

Aunque la permanencia no está sellada y aún hay puntos de por medio para complicarla, en la semántica que rige los discursos en el vestuario predomina el optimismo. Nadie pone en duda el cumplimiento del requisito mínimo de salvar el pellejo y los futbolistas son los primeros convencidos de que lo van a conseguir atendiendo a rendimientos y confianzas. La depresión pasó a mejor vida en un equipo que sacó el cuello cuando arreciaron las críticas y que ha aprendido a encajar sin tremendismos.