A los pies de Richi y Nino

Hasta que Richi clavó el primero, el derbi transitaba sin dueño, presagiando si acaso que, de llegar alguna incidencia, se localizaría en el área del Tenerife. Porque la Unión Deportiva se aplicó con coraje y valentía en el arranque y, a ratos, campó a sus anchas. Decoración inédita por las diferencias siderales que teñían la previa. Salió el Tenerife con un punto de excitación que le superó de norte a sur. Y propició con sus convulsiones que Las Palmas prosperara con el paso del reloj en una crecida que no culminó de milagro. Hasta tres ocasiones diáfanas se dieron en el rectángulo defendido por Luis García. Zapatazo de Pitu, Márquez a bocajarro y Nauzet en percusión por la derecha. En las dos primeras agigantó su figura el portero blanquiazul. En la restante, la pelota bordeó el premio por centímetros. Avisos al cubo de la gente de Vidales, decente en el procedimiento pero amputada en los desenlaces.

Así caminaba el clásico. Con los anfitriones viéndolas venir y las camisetas amarillas degustando las golosina de llevar iniciativa y timón. Entonces apareció Richi. Fiel a su manual, ganó metros sin ser visto, por la espalda de los centrales en una incorporación que ya ha patentado. Cuando Juanlu armó el centro desde la derecha, Richi ya estaba en el corazón del área preparado para empujarla la red. Tan aprendido tienen el mecanismo en el Tenerife que Kome se permitió un amago en el primer palo para que su compañero disfrutara limpio de marca del momento elegido. Richi arruinó a Santamaría y alzó los brazos. Hasta ahí llegó Las Palmas. Fue encajar y sacar la bandera blanca. Los pulmones y los ánimos sólo alcanzaban a manejarse en paridad. En desventaja, arreció lo blanquiazul. Fue un anestésico infalible el cobrar ventaja y que el auditorio se desatara en gritos y proclamas felices. A la fiesta se sumó Nino. Y con ornamento sublime. Trazó una diagonal a la izquierda para buscar hueco en el pico del área, desbarató el marcaje de barro de David García y mandó el cuero al ángulo bajo, más allá de los límites y guantes de Santamaría. No sólo suponía la sentencia. También, una ración colosal de ascenso a Primera, un anticipo de lo que se vivirá dentro de poco. Las Palmas quedó como testigo privilegiado. Sin rebaja alguna de dignidad. A la altura.

Sin incidentes destacados

Funcionó a la perfección el dispositivo de seguridad desplegado. Salvando algún alboroto aislado, no hubo alteración del orden.