Con un sólo toque de tacón y con un gol a puerta vacía, David Villa justificó el precio de una entrada de fútbol y el aburrimiento que los espectadores padecieron durante 65 minutos de partido en los que todos los calificativos negativos que se aplican en este deporte hubieran tenido cabida.

Silva, Mata y Villa. El tridente letal del Valencia ha dado al equipo del Túria la quinta victoria consecutiva en Liga, que le posibilita acomodarse en el cuarto puesto que da acceso a la próxima Liga de Campeones. Nogués, con esta derrota, pierde su imbatibilidad desde que se hiciera cargo del equipo hace tres jornadas.

Todo lo ocurrido antes del gol se resume con un par de ocasiones del Betis, que tuvo en Rivera, recuperado para la causa por José María Nogués, a su mejor jugador. En el 33 de partido, el canterano del Real Madrid llegó libre hasta la frontal y con extrema calidad buscó de rosca el palo corto de César Sánchez. Tanto ajustó el jugador bético, que el balón tocó el palo y se marchó fuera. Pero el mayor sobresalto para Emery, aburrido por el propio fútbol de su equipo, fue ver cómo César casi 'se come' un remate de cabeza de Mark González a la salida de un córner. Tras el descanso, apareció el ex bético Joaquín Sánchez en el partido, que se había quedado en el banco por el buen momento de Pablo Hernández. Uno de esos jugadores de moda en el fútbol español: bajito, talentoso, con mentalidad ganadora y con gol, aunque hoy no ha sido su día.

Y como decía, tras 65 minutos recibiendo estímulos negativos y dando razones para aquellos que odian este deporte, llegó la magia de los pequeñitos. Silva, perdido entre la mediocridad general del partido, recibió por fin un balón en condiciones. Dribló a uno, a dos. Habilitó a otro de los chicos de 'la Roja', Juan Mata, y éste apostó sobre seguro. Metió un pase de la muerte dirección a David Villa y taconazo de 'El guaje' para poner el 0-1 y para darle un ápice de alegría a un partido hasta entonces gris.

Villa iguala su mejor marca

Poco después, en el 79, el delantero de la selección española sumó su vigésimo quinto gol en la temporada, igualando su mejor registro en la Liga española, al aprovechar un pase dentro del área de Edú, que le dejó el gol a puerta vacía.

Con el 0-2, se produjeron los cambios y se abrió el partido. Unai Emery se superó en su planteamiento inicial de partido en el que comenzó con cuatro centrales en el once inicial: Marchena, de medio centro; Maduro y Alexis, en el eje de la zaga; y Albiol, en el lateral derecho, y terminó con cuatro centrales ocupando las plazas defensivas (Albiol, Marchena, Maduro y Alexis, en el lateral izquierdo), más Albelda en el medio centro.

Por defensas no fue, quizás sí por la descolocación de los mismos. Lo cierto es que coincidiendo con la marcha de Mata y Villa y la recolocación de la zaga, Ricardo Oliveira recortó distancias con una gran volea a la que no pudo hacer nada César. Los nervios regresaron al equipo de Emery, que se había encontrado con un resultado de 0-2, sin apenas hacer nada.

En el tiempo de descuento, el Betis se desmelenó y Capi estuvo a punto de empatar llegando desde atrás, pero un defensa desvió el lanzamiento. En el córner posterior Ricardo, que subió a rematar, se llevó por delante a César y éste, experimentado, mató el partido en el suelo.

El Valencia sigue con su racha

El Valencia y el Betis son dos equipos que esta temporada han demostrado que en el fútbol se vive de rachas. Los de Unai Emery firmaron el mejor arranque de su historia y hasta la jornada quince osciló entre los cuatro primeros puestos, siendo líder durante seis semanas. La crisis económica, los impagos, los jugadores apartados, las disputas, las lesiones y el mal ambiente que rodeaba al equipo propiciaron el declive de los 'chés', que tocaron fondo al llegar al octavo puesto. Cinco victorias consecutivas han devuelto a los del Turia a posiciones Champions y le acercan a la cuarta plaza.

Por su parte, el Betis, antes de Chaparro y ahora de Nogués, continúa con su desastrosa estadística en el Ruiz de Lopera: ha ganado tres partidos, empatado siete y perdido seis. Unos números que le condenan a seguir luchado por la salvación.