Liga BBVA | Espanyol 1 - Racing 0
¡Este Alonso sí gana!
Un gol del uruguayo tumba a un Racing sin pólvora.
Llegó en enero porque el Espanyol buscaba un delantero y a él, el Murcia le debía una pasta. Es curioso: Mané recordaba sus goles en los tiempos felices allá en Vitoria, estaban hablando de la posibilidad de traerlo... y despidieron al vasco. Llegó Pochettino y dio su OK. Les estoy hablando de Iván Alonso (este Alonso sí gana), Fernando ya ganará, que ayer marcó su tercer gol blanquiazul. Uno de esos que si el equipo acaba salvándose entran en la gran historia de los sufrimientos conejiles que acabaron en fiesta. Fue ante el Racing, a la salida de una falta de Serrano que puso de dulce Nené. Coltorti salió a por uvas (despejó a la cabeza de Tamudo, que quedó medio KO del golpe), lo que aprovechó el ariete uruguayo para cabecear el gol que le dio tres puntos a su equipo y la posibilidad de jugarse la final del Mundial el jueves en El Molinón. Un tanto que hizo justicia porque los pericos estuvieron siempre más cerca del gol que los cántabros, que sólo en la recta final pusieron los pelos de punta a la parroquia local, lanzados a por unas tablas que casi cazó Colsa en dos remates sin fortuna.
Esta vez fue mejor el Espanyol, que a los cuatro minutos vio cómo un agarrón de Garay a Alonso no era señalado por el árbitro como penalti. El lío que se montó en el área acabó con un tirazo fuera de Sergio Sánchez. Más tarde, Jarque y Tamudo también pudieron abrir el marcador. El Racing amenazaba, pero no pegaba. No encontró apenas a Zigic, el gigante con el que había soñado (mal) el españolismo toda la semana. Estuvo el serbio bien apantallado por Pareja y Jarque. Nené fue el mejor de su equipo, el centrocampista punzante que no tuvo esta vez Muñiz. El mejor del Racing fue Garay, su central. Quizá con eso se explica bien lo que fue la tarde de su equipo de medio campo en adelante.
El pueblo.
El gol de Alonso valió oro para un Espanyol al que la grada volvió a llevar en volandas; si esto acaba bien deberían montar un partido de homenaje al socio, pero no contra un equipo convencional: once socios contra once que pusiera Pochettino. El equipo del pueblo, sin límite de cambios. No sabría decirles si todos los que van al estadio con la camiseta blanquiazul creen que su equipo se salvará. Pero lo parece. Juraría que fue su fe la que empujó a Coltorti malamente en su salida.
Ganó el Espanyol tras un alargue de cinco minutos maniatado por los nervios y con el Racing subido a su espalda, pero sin el ángel de otras tardes. No fue la de Munitis. Ni la de Pereira. Cinco minutos con la gente de pie y alguna, de espaldas. Lo que tocaba y ahora, a Gijón. Y el domingo, el Betis. ¡Salud a los que sobrevivan! Serán centenarios. Y al Racing, paciencia. Su tranquilidad está a un paso. O dos.