Pasaporte a la calma

El partido frente al Eibar, barnizado de final por sus protagonistas, fue tan fraudulento en fútbol como trascendente para el futuro de la institución. Ahora, el escenario previo al derbi es idílico para Las Palmas: 40 puntos en el saco, cuando faltan 27 por disputarse. El triunfo, carente de cualquier valor estético, insufla tranquilidad a los corazones de los seguidores de la Unión Deportiva y pone millas de por medio respecto a sus perseguidores.

Nauzet reivindica su jerarquía y se hace indispensable. Además del gol victorioso, precedido por una jugada letal de tiralíneas, que no pertenecía a un partido como éste, se mostró incisivo por su sector y sus combinaciones con Jorge fueron lo más sabroso sobre el terreno de juego.

Todos en el Gran Canaria esperaban a un Eibar con fútbol cavernoso, con reminiscencia directa a personajes como el carnicero-portero Garmendia, Artetxe o Luluaga. Pero los vascos no tienen nada que ver con aquel grupo con complejo militar. Hoy son menos guerrilleros y su propuesta es más atrevida pero mucho menos ineficaz que aquel grupo de finales de los ochenta.

La aguda ironía del destino ha hecho que Las Palmas, sin defender de manera impecable, haya estado tres partidos consecutivos sin encajar goles. El Eibar puso de su parte, le tiene pánico a los últimos metros del campo y, fieles a sus orígenes fabriles, es una máquina de fallar ocasiones. Incluso fueron pusilánimes a la hora de protestar un posible penalti a Arruabarrena. Una triste realidad para un triste destino, el descenso a Segunda B.

Entre la escasez, tanto local como visitante, revivió la figura de Jorge. Las buenas actuaciones del mediapunta son recogidas por la grada igual que la llegada del cometa Halley por un astrónomo. Son breves y espaciadas, pero intensas. Se le vio fresco, participativo y lúcido con el balón en el pie. Su taimada interpretación del juego ayudó en la transición defensa-ataque del balón y se remangó en la contención. Jorge renació antes del derbi, e incluso pudo marcar de cabeza su primer gol de la temporada. El balón fue caprichoso y se estrelló contra el travesaño de Zigor.

Minutos antes, una triangulación entre Pitu, Márquez y Nauzet había adelantado a Las Palmas en el marcador. El pichichi estuvo generoso, a pesar de su sequía, no anota desde el 7 de marzo frente al Deportivo Alavés, y regaló el gol al canterano que marcó puerta vacía. Un tanto que es oro molido a estas alturas del campeonato. El 4-4-2 de Javier Vidales no ha traído brillantez pero sí victorias, que mucha falta hacían. Ayer, la Unión Deportiva rozando la indigencia, hubo fases con silbidos en la grada, multiplicó su botín y ya espera con tranquilidad la madre de todas las batallas: el derbi.