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Liga Adelante | Tenerife

Las entradas para el derbi se agotaron en cinco horas

Locura en Tenerife para el clásico de la próxima semana

A. Skale
<b>AMBIENTE. </b>Unos 3.000 seguidores del Tenerife hicieron cola entre cánticos para conseguir localidades del próximo derbi regional.
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No era el billete ganador del gordo de Navidad, ni el pasaje de sus vacaciones soñadas, ni siquiera la escritura de su nueva casa. Para los afi cionados del Tenerife, lo que buscaban ayer era mucho más valioso: una entrada para el derbi de la semana que viene ante Las Palmas. Por ello han hecho largas colas desde días antes para conseguirlas. Algunos, horas más tarde de la goleada ante el Levante, ya acamparon en las taquillas para obtener el premio.

Impresionante y único lo que se vivió ayer en el Heliodoro. Por la mañana (se vendían de 10:00 a 13:00), en sólo 20 minutos se agotaron las entradas más baratas. Las caras de pena de los primeros en enterarse eran un drama. De 20 euros tenían que pasar a gastarse 35, la siguiente más económica, que también se agotó rápido. Por la tarde (de 17:00 a 20:00), a las 19:00 horas se colgó el cartel de No hay billetes tras venderse las últimas de Tribuna a 55 euros.

La locura por el ascenso estaba desatada desde muy temprano y la cola daba la vuelta a casi medio estadio. Unos 300 metros de afi cionados (según la Policía había cerca de 2.000 personas) esperaban con ansia a que llegaran las 10:00 horas, el momento en el que se abrieron las taquillas. Allí no había edades ni sexo. Jóvenes y abuelos, hombres y mujeres fueron colegas por un rato. Los cánticos en contra de Las Palmas no faltaron, incluso se acordaron de Cristo Marrero, al que le pidieron que se quedara. Los minutos se hacían eternos para esa muchedumbre blanquiazul que, pese a la crisis, respondió con creces. Ya hay ambiente de derbi, y eso que falta más de una semana.

Puntualmente se abrieron las cinco taquillas disponibles para la venta de localidades y con orden se empezó a mover la fila. Domingo, que llevaba esperando su turno desde el pasado domingo, fue el primero en tener el preciado tesoro entre sus manos. "Lo volvería a hacer", repetía emocionado. Detrás de él, con gafas negras para ocultar el cansancio, estaba Ricardo, el segundo aficionado en comprarla.

Entre tanta euforia y gentío, una afi cionada se desmayó y tuvo que ser retirada en ambulancia. Por lo menos ya había conseguido su localidad para el esperado clásico canario.