"Iker debe mandar a la defensa para que no suban"

¿Qué recuerda de la temporada 60/61?

Fue mi primera temporada en el Madrid. Jugué los 30 partidos, nunca me lo hubiera imaginado. El resultado está ahí: ganamos la Liga con cinco jornadas de antelación y enlazamos 15 victorias seguidas. Pero teníamos un gran equipo. Recuerdo que empatamos en Córdoba y parecía que habíamos perdido. La mentalidad era la de ser ganadores. Nadie se dormía y si eso pasaba, Alfredo (Di Stéfano) te pegaba el toque.

¿Le costó adaptarse?

Fue un cambio drástico del Español al Madrid. Los diez primeros partidos los jugué con una tensión increíble. ¡En el Español siempre tenía una tranquilidad pasmosa! En el Madrid era difícil jugar de portero porque nosotros siempre íbamos al ataque y, a veces, los contragolpes nos cogían descolocados.

No le creo lo de los nervios con la temporada que hizo.

Se lo prometo. El debut me cogió por sorpresa. Tenía por delante a Domínguez, Juanito Alonso y también estaba Bagur, así que llegué pensando que no jugaría. Pero después de una semana entrenando, Miguel Muñoz me puso en el once inicial. Perdimos 1-0, pero me salió un debut muy majo.

¿Jugar contra el Atlético era el premio gordo?

Desde luego. Era el rival a batir para el Madrid. Muñoz me dijo que lo hiciera lo mejor posible. Ellos tenían un gran equipo con Adelardo, Collar y unos cuantos más. Ojalá lo tuvieran ahora...

Luego encadenaron una racha de quince victorias seguidas.

Nuestro objetivo era mantener la portería a cero. Tuve la colaboración de mis defensas porque conmigo solo no hubiera sido suficiente. Tenía a Santamaría por el centro, a Marquitos y a Pachín. Tenía un respeto ganado a pulso. El técnico no les dejaba ir hacia delante y no como ahora...

¿Nunca se iban arriba?

A Pachín le gustaba mucho subir por su fondo físico, pero Muñoz nunca le dejaba.

Este Madrid ha igualado aquella racha suya...

Me alegro. Casillas es un puntal muy importante para la plantilla. Ha salvado al equipo en muchos partidos. Lo que tiene que hacer es mandar a su defensa y colocarlos. Él tiene personalidad y sabe estar siempre en su sitio. Les tiene que mandar para que no suban hacia arriba como lo hacen.