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Liga BBVA | Deportivo 1 - Atlético de Madrid 2

Despertó Kun y renació el Atleti

Agüero logró el 0-1 tras una gran pared con Forlán. Simao hizo el gol 4.000 del Atleti en Liga. El Depor sólo jugó 10'. Los de Abel, a tres puntos del cuarto.

<b>ARANZUBÍA LO INTENTÓ. </b>El Deportivo le puso emoción a los últimos minutos y hasta Aranzubía se animó a subir al ataque en un saque de esquina y en una falta lateral.
ARANZUBÍA LO INTENTÓ. El Deportivo le puso emoción a los últimos minutos y hasta Aranzubía se animó a subir al ataque en un saque de esquina y en una falta lateral.

Sufrió el Atleti al final, porque tampoco hay que pasarse con las alegrías que la afición no está acostumbrada, pero el susto fue engañoso. Porque durante 80 minutos, los de Abel fueron un equipo serio y dominante, que se sintió superior y decidió demostrarlo para desgracia del Depor, que se limitó a esperar la tradicional autodestrucción de los rojiblancos hasta que se dio cuenta de que no era el día, que esta vez no habría (casi) circo, que si quería puntuar tendría que merecerlo. Ya era tarde.

Como se intuía, la resurrección del Atleti tuvo como protagonista principal a Agüero. Hace tiempo que es evidente que al chico se le está haciendo larga la temporada, que está algo seco y ha perdido parte de esa arrancada que le hace imparable. Aún así, un Kun al 80 por ciento es un futbolista superior si está por la labor, cosa que no había sucedido ante Mallorca y Osasuna, sendas desapariciones sin combate. Pero ayer, con las esperanzas de Champions de su equipo al borde del precipicio, acudió al rescate y lo demás llegó solo.

El cambio de actitud rojiblanco respecto a los últimos fiascos fue evidente, pero el Depor ayudó. Con muy poco que perder, ya que nadie esperaba que estuviera en la pelea por la Champions a estas alturas, le entró el vértigo. Lotina nunca ha sido el más temerario de los entrenadores y la sensatez le ha hecho grande, pero ayer se echó en falta un ápice de osadía. Con un cuarteto de ataque (Valerón, Guardado, Lafita y Lassad) capaz de bailar a cualquiera con la pelota, prefirió entregar el dominio y limitarse a salir a la contra sin volverse loco jamás, manteniendo siempre cinco defensas. El Atleti agradeció la tregua.

Agüero, Forlán y Simao, a falta de precisión, pusieron insistencia y las ocasiones fueron cayendo. Filipe y Lopo aparecieron en el proverbial último instante para evitar los remates francos de Kun y Forlán y Simao disparó rozando el palo cuando sus tres compañeros de ataque esperaban el pase de la muerte para remachar. Entre medias, el Depor sólo avisó en una contra que habría sido peligrosa si Guardado hubiera decidido buscar a Lafita, que entraba solo por la otra banda, en lugar de regatear a su sombra hasta que ésta le metió la zancadilla, como castigo a su egoísmo.

Pese al dominio, el Atleti no encontraba vías de entrada en el bosque de piernas que acumulaba el Depor cerca de su área. No había huecos, así que, cuando su equipo amenazaba con rendirse e irse al descanso con cara de impotencia, Agüero se los inventó. Arrancó con decisión y buscó la colaboración de Forlán, lo que es como poner un triple en la quiniela: apuesta segura. El uruguayo le devolvió la pared al primer toque, dejándole solo ante Aranzubía y, entonces, volvió el Kun de siempre, que definió picando el balón al otro palo, con la suficiencia del superdotado.

El gol llegó justo antes del descanso y todos nos pasamos esos quince minutos comentando cómo plantearía Lotina la reacción. Su respuesta fue sorprendente: que siga todo igual. Y el Atleti, feliz. Cuando esperaba un toro bravo se encontró la misma vaca mansa de la primera parte, así que agarró la pelota y pasó a disfrutar de su media hora más plácida de la temporada.

La puntilla. Maxi pudo sentenciar en una jugada más propia del Barça, pero su violentísimo remate se estrelló en el larguero después de que Forlán, Agüero y Simao combinaran en el área. Y en el 70', fue el portugués el que recibió un buen pase de Raúl García y batió a Aranzubía, logrando así el gol 4.000 del Atlético en Primera y lo que parecía el punto y final al partido.

Sólo entonces el Depor decidió ponerse a jugar. Pablo Álvarez entró como una moto y, al fin, recordaron el primer mandamiento del fútbol: buscarás a Valerón por encima de todas las cosas. Así, en 10 minutos, Leo tuvo que hacer dos grandes paradas, la defensa rojiblanca volvió en sí y regaló un gol a Bodipo y Juan Rodríguez remató al palo. El Atleti cuando sufre, es que sufre de verdad. Pero sólo fue un susto y se llevó tres puntos merecidos que le reenganchan a la lucha por la Champions. Si Kun ha vuelto para quedarse, sus opciones suben.