El equipo equilibra con la defensa su bajón goleador

La 27ª jornada, en la que el Huesca se impuso por 0-1 al Celta en Balaídos, marcó un importante punto de inflexión en el balance goleador de los azulgranas. A pesar de que la producción de puntos no se ha visto perjudicada, ya que los de Antonio Calderón han obtenido siete puntos de los últimos quince con tres partidos disputados fuera y dos en casa, los goles escasean tanto a favor como en contra, una tendencia que parece haberse extendido a la mayoría de equipos en la Liga Adelante.

En estos cinco encuentros, la defensa se ha mostrado muy sólida, con tan sólo dos goles encajados. El tanto de Arteaga para el Córdoba el sábado fue el primero en jugada después de ocho jornadas (674 minutos): Biel Medina, del Éibar, había sido el último en rematar a gol; eso sí, tras una jugada a balón parado que Sutil envió al área altoaragonesa en Ipurúa. El último gol de jugada elaborada lo consiguió Víctor Casadesús, tras un gran pase de José Mari en el Huesca-Nástic de la jornada 23ª, por lo que serían 775 los minutos totales.

Ese impresionante registro tiene su contrapunto en la dificultad que está teniendo el ataque azulgrana para hacer goles. Tras amasar un promedio de 1'34 goles hasta el partido ante el Celta, en estos últimos cinco choques la media ha bajado hasta los 0'6, con tan sólo tres anotados: los de Jokin, Rubén Castro y Jose. El Huesca no marca desde que el alicantino superó a lo Ibrahimovic al meta altoaragonés Cabrero en el Carlos Belmonte. Desde entonces, han transcurrido 229 minutos de juego.

La necesidad de sumar puntos extrema las precauciones y los equipos optan por planteamientos mucho más conservadores, lo que obstaculiza de manera importante la labor de los delanteros. El Huesca ha jugado de salida con un punta en cuatro de sus últimos cinco compromisos y. paradójicamente, perdió frente al Alicante en El Alcoraz.