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LIGA BBVA | Atlético 2 - Osasuna 4

Osasuna hiperaltera al Atleti

Pandiani con sus dos goles y Masoud con sus destellos de calidad y el tanto de la sentencia, descompusieron el fútbol del Atlético de Madrid que pierde una gran oportunidad de recortar distancias con el Villarreal y aproximarse a la Liga de Campeones. Por su parte, el equipo navarro logra salir del descenso.

EDUARDO HERRERO
<b>ATLÉTICO 2 - OSASUNA 4.<b> Un partido desastroso, impropio de un aspirante a la Liga de Campeones, condenó a la derrota al Atlético de Madrid, ridiculizado en el Vicente Calderón por un notable Osasuna, que salió de los puestos de descenso con su primera victoria como visitante en esta temporada liguera (2-4).</b></b>
ATLÉTICO 2 - OSASUNA 4. Un partido desastroso, impropio de un aspirante a la Liga de Campeones, condenó a la derrota al Atlético de Madrid, ridiculizado en el Vicente Calderón por un notable Osasuna, que salió de los puestos de descenso con su primera victoria como visitante en esta temporada liguera (2-4).

El Atleti es el Atleti, un equipo único, indefinible, que va a lo suyo. Y más en primavera. Hoy se esperaba que el equipo de Abel Resino saliera a morder para aprovechar el pinchazo del Villarreal ante el Almería y acercarse a puestos Champions. Sin embargo, el Atlético salió frío y ausente y actuó guiado por impulsos descontrolados. Insuficiente para vencer a un ordenado Osasuna que vive de la puntería de Pandiani y de las genialidades de Masoud y Nekounam.

Ni el excepcional ambiente que se vivía en el Calderón en el día del niño; ni el cabezazo de Masoud en los primeros minutos que envió al larguero evitó el letargo inicial de los rojiblancos. El Atlético es como un adolescente que intenta levantarse a las 7 de la mañana para ir al instituto, le cuesta. Necesita que suene cinco veces el despertador, que su hermano encienda la luz, suba la persiana y ponga la música. Y no se levanta hasta que su madre le arrastra a gritos desde la cama a la alfombra. Ahí es cuando el chaval por fin abre su primer ojo.

La madre del Atlético esta vez se llamó Walter Pandiani. El uruguayo aprovechó un saque rápido de falta de Nekounam, que sorprendió a la defensa de Abel Resino, para adelantar a Osasuna en el marcador, mientras la defensa pedía fuera de juego. Era el minuto siete de partido.

Si el mazazo llegó en el 7, fue en el 15 cuando el Atlético se quitó las legañas. Ujfalusi recuperó una bola en el centro del campo. Assunçao y Raúl García la transportaron de un toque hasta Forlán, que se encargó del resto. Controló con la derecha, se la acomodó a la izquierda y desde la frontal batió a Roberto, que se esforzó en vano.

Pero como el chico que aprovecha el 'trán trán' del autobús para echarse su última cabezadita, de nuevo el Atlético hizo aguas a balón parado. Los de Abel dejaron que el saque de esquina de Plasil se paseara por su propia área hasta toparse con el checo Tomas Ujfalusi, que incapaz de despejar, asistió 'de estómago' al medio centro de Osasuna Cristian Vadozc. El sustituto de Puñal no falló y puso el 1-2, justo antes del descanso.

La hora de la sobremesa y el calorcito primaveral pasó factura incluso al presidente del equipo, Enrique Cerezo, retratado en la televisión con los ojos semicerrados por no decir cerrados. Quizás por la desazón de ver a su equipo perder o quizás porque era la hora de la siesta y eso no se perdona.

Seitaridis por Pernía y un par de chocolatinas en el recreo, que no hicieron el efecto deseado. Como en la primera mitad, Pandiani, solo en el área, arrojó un nuevo vaso de agua helada en la cara de los atléticos rematando a la red un centro de Plasil por la izquierda. 1-3 y la algarabía de la grada, sin perder la esperanza pero con los nervios cada vez más alterados y exteriorizados en forma de pitos. Si no, que se lo pregunten a Seitaridis (que mandó a Perea a la banda izquierda) o al valiente que retrasara la pelota.

Banega y Luis García salieron por Assunçao y Sinama. Dos espectadores más para deleitarse con el florecido tanto del iraní Masoud, que levantó el aplauso de la afición atlética al bailar literalmente a Pablo Ibáñez con un bello gambeteo culminado en la red rojiblanca. Cuando parte del público decidía pasar lo que quedaba de tarde en El Retiro, el mismo Pablo Ibáñez se resarcía y recortaba distancias tras la salida de un saque de esquina (minuto 73).

Obligado por las circunstancias, la apatía de la primera y parte de la segunda mitad del Atlético de Madrid se convirtió en un estado de excitación incontrolado que embarulló el escaso fútbol rojiblanco y que maniató a los jugadores locales, hiperalterados por su propia presión.

Con esta derrota, las cuentas del Atlético se desajustan antes de coger la calculadora. Los rojiblancos confiaban en conseguir los puntos que iban a disputar en casa (antes de este partido, eran 18) para asegurarse un puesto de Liga de Campeones. Mal augurio. Por su parte, Osasuna ha conseguido salir hoy de los puestos de descenso y lo ha hecho dejando una gran imagen en esta calurosa tarde de primavera.