El partido no fue como se esperaba un monólogo visitante, y los jugadores del pequeño estado centroeuropeo pusieron en ciertos aprietos a la defensa del equipo semifinalista de la pasada Eurocopa. El holandés Guus Hiddink, seleccionador ruso, volvió a apostar por un centro del campo trabajador, aunque introdujo un cambio al relegar al banquillo al veterano Semak por un activo Torbinsky.

La prensa deportiva había pedido a Hiddink durante la semana un gesto de valentía, pero éste prefirió no arriesgar y mantuvo en el banquillo al joven Dzágoev, que pide a gritos una oportunidad como titular. Mientras, Arshavin volvió a salir de inicio, pese a que su condición física no es la ideal, como volvió a quedar de manifiesto a lo largo del partido.

De esa forma, el partido fue un querer y no poder para los rusos, que no dispararon entre los tres palos hasta el minuto 25 merced a un inocente cabezazo de Torbinsky. Los jugadores locales se batieron el cobre desde el primer minuto e intentaron sorprender a Akinféev con disparos desde fuera del área. A partir de la media hora, los rusos parecieron adelantar líneas y en una buena jugada colectiva Pavlyuchenko marcó gol, aunque el árbitro lo anuló por fuera de juego.

Pocos minutos después, en casi su única aparición durante la primera parte, Arshavin vio la incursión en el área grande de Zyriánov, su ex compañero en el Zenit. El pase medido del jugador del Arsenal inglés fue aprovechado por el centrocampista para elevar el balón con un sutil toque con la pierna izquierda a la salida desesperada del guardameta (m.38). En la segunda parte, Rusia salió con nuevos bríos en un intento de finiquitar el encuentro y así dispuso de algunas ocasiones en las botas de Pavlyuchenko y Denísov.

La más clara se produjo a falta de quince minutos, cuando un pase en profundidad dejó solo a Pavlyuchenko, pero Jehle salió raudo y despejó el balón. En los últimos minutos los locales echaron toda la carne en el asador al sacar un tercer delantero, Bek, que trajo de cabeza a la defensa rusa. Tras una buena jugada colectiva, Bek disparó con intención, pero su disparo salió desviado.

Seguidamente, a la salida de un córner un defensa de Liechtenstien cabeceó, pero Akinféev logró atrapar el balón sobre la línea de gol. De esta forma, Rusia suma doce puntos tras la disputa de cinco partidos y sigue a la espera un tropiezo del líder del grupo, Alemania, al que recibirá en su feudo en octubre en un partido decisivo para el destino de ambos equipos.