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Amistoso | Málaga 0 - M. Leyendas 0

Sólo los penaltis pueden con las leyendas blanquiazules

Las dos generaciones de oro del Málaga se unieron ayer sobre el césped de La Rosaleda para ayudar a las familias a las que ha complicado la vida un maldito tornado. La solidaridad unió al malaguismo y le condujo en un majestuoso viaje en el tiempo. Pasado, presente, nostalgia, ilusión... Toneladas de historia juntas. No hubo vencidos. Con estos dos equipos en liza no hay hueco para la derrota.

Antonio Gallardo
Todos posaron antes del inicio del encuentro
Todos posaron antes del inicio del encuentro

El tiempo, juez implacable que desconoce las concesiones, se tomó ayer un respiro en Málaga y permitió que la afición disfrutase de sus dos generaciones de oro sobre la hierba de La Rosaleda. Más de un nostálgico tuvo que tragar saliva para aguantar las lágrimas. El tornado que azotó la ciudad en febrero unió al malaguismo en un fabuloso crucero por el pasado. El césped de Martiricos sintió de nuevo a Catanha incordiando hasta el límite cada salida de balón de Weligton y Cuadrado, a Edgar desafiando en velocidad a los laterales, a Musampa buscando siempre su uno contra uno, a Fernando Sanz luciendo brazalete, a Contreras bajo los palos, a Peiró dando órdenes o a Sandro regalando controles y pases exquisitos. Como fue siempre. Y como el malaguismo quisiese que no dejase de ser nunca. La causa lo merecía y la afición, que propició una recaudación de 24.000 euros, se sumió en un sueño que perdurará siempre. Porque fueron dos sueños en uno. Pero puestos a elegir, la masa se alió con el bando de las leyendas, donde brillaba sobremanera el 23 de Sandro. "¡Qué bonito, qué bonito, son los pases de Sandrito!". Ha ganado varias tallas, pero conserva hasta la última gota de su talento. Ídolo.

El Málaga de Tapia se esmeró más en defensa que en ataque. Las bromas por la derrota hubiesen sido excesivas. Eliseu y los 'Luques', Albert y José Juan, perdonaron. Aun así, se llevaron más de un susto. Basti, paleño pura raza y malaguista hasta la médula, mandó fuera por centímetros una gran dejada de Koke. También la tuvo Musampa. Los 5.000 seguidores que recordarán siempre el partido que trapasó las fronteras del tiempo se quedaron sin cantar gol. 0-0. Ligero borrón. Pero tenía que acabar en empate. Porque en la historia que han escrito estos dos equipos no hay hueco para un derrotado. Dos equipos que son la historia viva del Málaga, en la que hay que dejar un rincón para el partido de ayer. Luego, en los penaltis, se mostró más firme Goitia que Rafa. Sólo así se dejaron superar las leyendas.