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Liga Adelante | Celta 0 - Albacete 0

El Celta de Eusebio tampoco sabe ganar

El Celta de Vigo continúa con su particular caída en picado tras encadenar su undécima jornada sin vencer, la cuarta con Eusebio Sacristán en el banquillo, y hoy no pudo pasar del empate inicial ante un Albacete que acabó el choque con ocho jugadores.

El Celta, a pesar de jugarse media vida en el encuentro, regaló el primer tiempo. El conjunto de Eusebio saltó al césped excesivamente nervioso, sin tensión, y eso provocó que su aburrido y pésimo fútbol apenas inquietara a su rival en la primera parte.

Su bagaje ofensivo en los primeros 45 minutos se limitó a un disparo lejano de Óscar Díaz que se marchó ligeramente desviado de la portería defendida por Cabrero, demasiado poco para un equipo que empezó la temporada con el objetivo de luchar por el ascenso y que ahora sufre para evitar el descenso de categoría.

Mientras, el Albacete, que tampoco expuso mucho más para llevarse los tres puntos, se limitó a defender su portería y a esperar su oportunidad en alguna acción de contraataque. En el minuto 8, el equipo dirigido por Juan Ignacio Martínez dispuso de su mejor ocasión para adelantarse, pero Fajardo evitó el remate de Toché cuando el banquillo visitante ya cantaba su primer gol.

Con el paso de los minutos, el enfado del poco público que se acercó a Balaídos aumentó, y esa falta de sintonía entre la afición gallega y su equipo la empezaron a acusar muchos de los jugadores celestes, a los que el balón le empezó a quemar en los pies.

En la reanudación, el Celta entró con otra actitud y en diez minutos los de Eusebio pisaron más veces el área visitante que en todo el primer tiempo, aunque las ocasiones claras de gol seguían sin llegar. Además, con media hora de juego por delante, el Albacete sufrió la primera de sus expulsiones después de que Lizondo Cortés le mostrara a Richie Kitoko su segunda tarjeta amarilla, muy protestada por los visitantes.

Con un hombre más, el Celta se lanzó a por la victoria. Encerró a su rival en su campo, se adueñó del balón, pero las prisas y su excesivo juego en largo evitaron que sus atacantes pudieran sacar a relucir su calidad individual, por lo que Cabrero continuó siendo un espectador más.

No obstante, en los últimos minutos el asedio gallego aumentó. A falta de ocho minutos para el final el conjunto vigués gozó de una doble oportunidad, primero de Trashorras y después de Michu, pero los postes evitaron el tanto celeste.