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Liga BBVA | Vigesimoctava jornada

Multifútbol

Barcelona, Madrid, Sevilla y Villarreal ponen tierra y puntos de por medio. Los culés marcan el paso; los de Juande no desfallecen. Hay Liga para ellos y opciones europeas para el Valencia, que ganó tres puntos en medio de una tormenta. Por abajo, la cosa se aprieta con las victorias de Osasuna, Numancia y Mallorca.

Jurado.

Klaas-Jan Sánchez

Puede que, nada más terminar el Madrid-Almería, Hugo bendijera a Huntelaar en el túnel de vestuarios. Normal. Regresaba al Bernabéu el Manito, aquel goleador implacable, y no pudo existir momento mejor, más simbólico, para que el Cazador holandés confirmase con otro doblete lo que llevamos intuyendo desde que hizo su primer tanto y se quitó los fantasmas: no falla casi nunca. Físicamente, Hugo y Klaas viven en mundos antagónicos; uno menudo y malabarista; el otro, alto y desgarbado. Psíquicamente mantienen idéntica obsesión: el gol. Acusar a Huntelaar de no tener muchas más virtudes que mandarla a la red es como decir que Phelps sólo vale para lanzarse al agua y batir récords. ¿Y qué? Brazada a brazada, gol a gol, uno y otro se obstinan en forjar oro y leyendas.

Pellegrini ha tenido paciencia con Matías

Matías Fernández ejecutó al Athletic con la electricidad diabólica que tienen los grandes mediapuntas para esquivar un campo de minas, piernas rivales, y matar al portero suavemente. Más que una explosión, lo de Matías es un regreso: fue elegido mejor suramericano de 2006, pero no se había acomodado del todo a la Liga. Pellegrini, que además de entrenador es licenciado en Ingeniería Civil, sabe que las grandes obras y los grandes equipos necesitan paciencia para edificarse. Piedra a piedra, crack a crack, el técnico chileno y Roig aplican su filosofía de la pausa a este Villarreal ejemplar, en cuartos de la Champions, rara avis de ese fútbol vertiginoso que destituye mil técnicos y ficha por fichar.

A Albelda y Albiol les duele el Valencia

Santander era el último tronco al que el Valencia podía asirse en su afán por ir a Europa y a él se agarró, a pesar de la tormenta: salir sin Villa ni Silva; jugar con uno menos durante 45 minutos... Y salvar un penalti en el último segundo. Cuando el árbitro pitó, los futbolistas de Emery liberaron tensiones a su manera. Mata y Pablo se abrazaron. Albelda y Albiol, no. El capitán recriminó a su compañero la pena máxima y casi la emprenden a porrazos. La escena, lamentable, tiene su disculpa: David creció en la Pobla Llarga y Raúl, en Vilamarxant. Los dos han mamado valencianismo y sufren, como nadie, la crisis económica e institucional que asola al club ché.

Xavi, un centrocampista con alma de camaleón

Xavi no descansa un segundo. Cuando no ocupa el centro del campo, dirigiendo el tiqui-taca azulgrana, el de Tarrassa decide colarse sigilosamente entre las líneas enemigas. Se disfraza de delantero invisible y aprovecha, como ante el Málaga, para inaugurar el marcador. No era la primera vez que se internaba por el callejón del nueve. Juega de centrocampista, el mejor tal vez, pero tiene alma de camaleón.

El personaje: Jurado

Para que Jurado, propiedad del Atlético, pudiera jugar anoche, el Mallorca debía abonar 120.000 euros. Y los abonó. Dijo Alemany que lo había decidido al mediodía, en la comida de las directivas. Otras fuentes deslizan que el fichaje se planeó con bastante más prisa, a eso de las siete de la tarde. Justo cuando se supo que Getafe y Osasuna habían ganado y que el Mallorca, de perder, caería a puestos de descenso. Jurado no marcó, ni dio asistencia alguna; ni siquiera tiró a puerta. En su haber, varios pases con picardía y alguna incursión por banda. Se le vio con ganas, claro: 120.000 euros lo merecían.

Para acabar esta novela surrealista, Manzano quitó al gaditano antes de que terminara el partido. Quizá se le había acabado el crédito.