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Liga BBVA | Racing

Trabajo para olvidar un cuarto de hora maldito

Aún buscan explicación a su inicio del segundo tiempo

<b>BUENA CARA. </b>A pesar de la derrota en Riazor, la gran estrella racinguista se mantiene optimista.
SERRANO ARCE

Era imposible ayer lunes cruzar palabra con cualquiera de los miembros de la plantilla racinguista y no hablar de los cuatro goles encajados en 19 minutos. Un equipo serio, ordenado, que concede habitualmente pocas opciones de gol al rival, se descosió por todos lados. Y todavía no se lo explican.

Cuesta encontrar una razón concreta al desaguisado, sobre todo, porque hasta que comenzó, con el empate a dos, el cuarto de hora maldito el Racing había jugado magníficamente. La sensación, confiesan, que tenían los jugadores al descanso es que el partido no se les iba a escapar.

Lo de siempre. Aparte del mal sabor de boca que les dejó la derrota (y cómo se produjo), los pupilos de Muñiz se enfrentaron a un entrenamiento de lunes absolutamente corriente. Los titulares de Coruña hicieron trabajo regenerativo (carrera continua y gimnasio) mientras que el resto de la plantilla hubo de sudar lo que no hicieron el domingo.

Hora y media de partidos en campo reducido con una incidencia muy especial en el ritmo y en el remate a puerta. Hoy la plantilla libra y mañana miércoles comenzará a preparar el ya crucial duelo con el Numancia.

En las conversaciones del día en La Albericia, aparte de reconocer el inexplicable agujero negro que llevó del 1-2 al 5-2 en un suspiro, se podían escuchar reflexiones sobre los penaltis de las últimas jornadas. El pitado, en contra, en Mallorca en el último minuto y los clamorosos, a favor, no señalados a Jonathan Pereira contra Osasuna y a Zigic frente al Depor en Riazor.

Zigic ya se resigna a que no le piten penaltis

Las imágenes del escandaloso penalti, no pitado, de Lopo a Zigic fueron motivo incluso de rechifla en las diversas televisiones nacionales en la noche del domingo. El serbio, en cambio, no quiere dedicarle tiempo al tema. Tiene asumido que en cada jugada a balón parado los defensas le agarran, cada vez con más descaro, y no quiere perder su tiempo en quejarse: "A mí nunca me pitan penaltis, ya lo sé...". En los últimos partidos, ni siquiera protesta ya que "no vale la pena".El gigante serbio aún le da vueltas al partido de Riazor: "Estábamos jugando muy bien, nos pusimos dos veces ganando y, en la segunda parte, no fuimos ninguno nosotros mismos. Además, no tuvimos suerte". Para el domingo no tiene dudas: "Hay que jugar como sabemos y ganamos los tres puntos".