NewslettersRegístrateAPP
españaESPAÑAchileCHILEcolombiaCOLOMBIAusaUSAméxicoMÉXICOusa latinoUSA LATINOaméricaAMÉRICA

Liga Adelante | Las Palmas 2 - Alavés 1

Márquez trae la paz

Su doblete ante el Alavés salva a Vidales y al equipo.

Ignacio S. Acedo
Actualizado a
<b>A TUS PIES. </b>Márquez celebra uno de sus goles al Alavés. Sus compañeros y los aficionados aplaudieron a rabiar sus remates mortales.
A TUS PIES. Márquez celebra uno de sus goles al Alavés. Sus compañeros y los aficionados aplaudieron a rabiar sus remates mortales.carlos díaz-recio

Ganó Las Palmas, que ya es noticia. Triunfo envolvente con unos efectos reparadores majestuosos, que sanea corazones y permite quitarse el luto de encima, luego de casi tres meses con registros de descenso. El resultado salva cualquier debate estético o relacionado con el procedimiento. Fue un partido discreto tirando a malo, con dos equipos retratados por su estado de emergencia y a los que incomodaba la gestión de la pelota. Fútbol obrero, sin regalos a la vista, en claro aviso de que el pulso era para hombres porque mucha permanencia pasaba por el Gran Canaria. También entraba en la rifa Javier Vidales, en la frontera agotado el margen de error. Todo comprimido en noventa minutos, con meteorología revuelta para aderezar el vértigo. Y la reválida acabó en orden para la Unión Deportiva gracias al de siempre: Marcos Márquez.

A salvo del bien y del mal por su frecuencia goleadora, Márquez se encargó de enterrar al Alavés. Sacó oro de un error de Bernardo y remachó a placer un pase de Pablo. No fueron finalizaciones sofisticadas. Tampoco le valdrán distinciones especiales porque en los dos casos fue meter la pierna a puerta vacía, trámite delicioso para los de su especie. El mérito reside en el oportunismo, en aparecer cuando era necesario y todos le buscaban. De ahí su valor supremo. A Márquez le distingue y cotiza esta virtud. Por eso la grada le venera. Es un valor seguro en el césped. Y en días como ayer, se multiplica por mil el ascendente que se ha ganado. Su acierto doble elevó a Las Palmas y trajo también la paz con el entorno. No hay mejor medicina que la victoria. Y bajo los dulces efectos de tres puntos durmió anoche una hinchada que ya exigía bienes tangibles.

El Alavés llegó académico a la cita, agarrado a los serpenteos de Moreno y con intenciones saludables de triangular. Eso incomodó a la Unión Deportiva, tan falta de inspiración como rebosante de efectividad. Antes del cuarto de hora ya mandaba en el marcador gracias a una cortesía de Bernardo que Márquez alojó en la red. Luego Moreno, el mejor de largo del visitante, equilibró rentas y aventuró un choque afilado, con respuestas y alternativas. Un espejismo ante la payasada de Lesma López, que mandó al vestuario a Juanjo antes del descanso por una acción que nadie vio ni comprendió. Con uno menos, el Alavés se condenó al encierro y, aunque disfrutó de algunas opciones, con palos y manos oportunas de Santamaría, terminó sacando la bandera blanca. Porque Marcos Márquez no había dicho su última palabra. Hasta que recogió una asistencia providencial de Pablo para firmar el resultado definitivo. El que evita incendios y colorea el porvenir. La suerte ha cambiado. Aleluya.