La racha del Madrid contra el ansia atlética

Liga BBVA | Real Madrid - Atlético

La racha del Madrid contra el ansia atlética

La racha del Madrid contra el ansia atlética

Sergio Ramos jugará de central. Guti y Maniche, titulares

Es la experiencia, y no la estadística, la que nos recuerda que en un derbi, clásico o similar, quien parte con menos opciones acaba rondando la victoria si es que no la consigue. Los partidos entre el Madrid y el Atlético son, no obstante, una particular excepción. La razón es que las opciones rojiblancas han terminado por perder crédito después de diez años sin triunfos. Y eso nos traslada a un problema que supera la experiencia y la estadística y que nos adentra en los misterios de la psique.

El Atlético, por algún motivo que descifrará un facultativo, se siente acomplejado contra el Madrid y su negatividad convoca un congreso de fantasmas en cada derbi. Hablo, y lo quiero matizar cuanto antes, del Atlético como equipo, como grupo de once jugadores más o menos itinerantes, los suplentes pertinentes y sus respectivos entrenadores. Excluyo, por tanto, a la afición colchonera, cuya beligerancia contra el vecino merengue no suele encontrar correspondencia en el equipo de sus amores.

De manera que antes que una disputa deportiva hoy se vuelve a plantear una pelea psicológica. Si el Atlético se sobrepone a diez años de infortunio, de recibir goles en los primeros minutos o en los últimos, de errores propios y aciertos ajenos (generalmente de Raúl), si tal cosa sucede, digo, podemos asegurar que habrá partido. Ese, y no otro, será el primer cometido de Abel Resino: dar con la tecla de la motivación antes que con la derivada de la estrategia.

Para terminar con lo espiritual será bueno recordar que el derbi se encajona entre un optimismo (últimos triunfos, Barcelona y Espanyol) y una incertidumbre (la Champions, Oporto y Liverpool), y ese escenario puede afectar decisivamente al partido. De momento, repercute en el planteamiento inicial, pues Juande podría reservar a Robben para Anfield y dar entrada en su lugar a Marcelo, recuperando, con una buena excusa, el dibujo con el que mejor ha funcionado el Madrid durante esta campaña.

Sin Pepe.

A falta de confirmar ese movimiento, el meollo táctico del anfitrión se concentra en el modo de suplir a Pepe. En principio, parece que será Ramos quien ocupe su lugar, lo que dará entrada a Salgado en el lateral derecho. La idea es protegerse de la velocidad de Agüero y Forlán.

Pero habrá otra novedad en el Madrid. En la medular se prevé la titularidad de Guti por Gago. El argentino entró en la convocatoria (como Faubert y Drenthe), pero su reciente lesión y la inminencia de Anfield recomiendan descanso. Junto a Guti estará Lass, para cubrirle las espaldas y las excentricidades, y también se espera por esas latitudes del mediocampo a Raúl, que seguirá indagando en su nuevo papel de trecuartista. Sneijder, lo recuerdo, será baja por sanción.

El Atlético, en la otra orilla, repite el equipo que doblegó al Barcelona con la única excepción de Maniche, que jugará por el sancionado Raúl García. La diferencia es sustanciosa y la entrada del portugués aporta parecidas efervescencias que las de Guti: más ataque, más llegada y, generalmente, más desorden. Pese a todo, esa alteración no será más que una brisa. Los vientos del Atlético, ya se sabe, soplan a favor por delante y en contra por detrás. Si en la delantera reside la esperanza, en la defensa se reúne el miedo. Es una cruel realidad: el asalto del Bernabéu depende tanto de la inspiración del Kun y Forlán como de la templanza de Heitinga y Pablo. Por lo demás, en la lista de Abel no hubo sorpresas: regresó Perea, restablecido físicamente, y se quedaron fuera Seitaridis y Luis García.

Rachas.

Desde otra perspectiva, el derbi pone a prueba todos los récords del Madrid, que, animado por la persecución al Barça, busca su undécima victoria seguida, lo que empataría la racha de la temporada 62-63, con Miguel Muñoz en el banquillo. El equipo también defiende su condición de invicto en 2009 y la de mejor local de la Liga (34 puntos). El Atlético, ya lo dije, se defiende a sí mismo. Primero, la psique. Después, el partido. Y al final, su leyenda.