El Atlético no sabe ganar al Madrid

LIGA BBVA | Real Madrid 1 - Atlético 1

El Atlético no sabe ganar al Madrid

El Atlético no sabe ganar al Madrid

AP

El Atlético, en un derbi divertido e intenso, sólo fue capaz de convetir una de las muchísimas oportunidades de las que dispuso y perdonó la vida a un Madrid que ve frenada su racha de diez victorias consecutivas y se queda a seis puntos del Barcelona. Forlán, que completó un excelente partido, como Agüero, adelantó a los rojiblancos y Huntelaar empató en fuera de juego.

Será complicado que el Atlético disfrute de tantas ocasiones de gol y tan claras como las dispuestas en este derbi. Y será complicado que las desperdicie casi todas, como también será difícil que el Real Madrid no pierda un partido en el que conceda tantas oportunidades de gol al rival. La explicación sólo puede llegar porque esto era un derbi y el Atlético uno de los contendientes. Una mezcla de factores que obliga a que todo análisis se deba alejar de la lógica y de la racionalidad. El Atlético, apoyado en su diabólico contragolpe, tuvo contra las cuerdas al Madrid, pero le perdonó la vida demasiadas veces, no supo rematarle cuando le tuvo tendido en el suelo y desarmado. Lo único cierto de estos duelos es el resultado, que terminó reflejando un empate que sitúa al Madrid a seis puntos del Barcelona y frena la racha de diez victorias consecutivas de los blancos. Y el Atlético continúa sin ganar al Madrid. En octubre se cumplirán diez años de su último triunfo.

Hasta Juande Ramos pareció afectado por el peculiar ambiente de los derbis. Se puso a inventar para suplir la importantísima ausencia del sancionado Pepe y por ahí empezó a complicársele el partido al Real Madrid. Apareció Lass como lateral derecho, pasó Ramos al centro de la zaga, Guti acompañó a Gago en el mediocentro y Marcelo se situó como interior izquierdo. Y Gonzalo Higuaín se quedó sentado en el banquillo. Demasiados movimientos de piezas que no vinieron nada bien al Madrid, que no fue esa máquina sin fisuras de los dos últimos meses.

Cumplió, sin grandes alardes, Lass como lateral derecho, pero su ausencia en el centro del campo hizo mucho daño a su equipo. Gago y Guti no combinaron como se esperaba y mientras coincidieron sobre el campo el Madrid no logró mandar con autoridad. Aprovechó esto bien el Atlético, que recuperó el contragolpe como principal arma ofensiva, una seña de identidad que ha marcado a este club toda la vida y con la que pudo doblegar al Madrid. Pero no supo hacerlo.

Y al contragolpe llegó el gol del Atlético. Simao inició la jugada, pasó a Ujfalusi, éste a Agüero, que se deshizo con facilidad de Lass, combinó con Forlán y el uruguayo batió a Casillas. Perfecto contragolpe del Atlético, que cogió desnudo en defensa al Madrid, con Gago cerrando y sus compañeros mirando.

Era justo que el Atlético tomara ventaja. Había sido mejor hasta ese momento y ya había perdonado minutos antes. Agüero le ganó la espalda a Heinze, se plantó ante Casillas, tiró a romper e Iker metió una mano salvadora. Le faltó lucidez y le sobró impaciencia al argentino, que completó un encuentro extraordinario, como Forlán. Entre los dos se inventaron casi todos los ataques del Atlético, pero también los malgastaron, algunos de forma inexplicable.

Como inexplicable es que Robben se olvide de que juega en un equipo y siga abusando de la posesión, hasta desesperar a sus compañeros. Provocó un paradón de Leo Franco antes del gol de Forlán y poco después recorrió medio Bernabéu y tiró desde el borde del área cuando Marcelo estaba solo en la izquierda. Robben juega así y no va a cambiar. Se le acepta o se le rechaza, pero sus vicios no tienen arreglo. En ocasiones servirán para salvar al Madrid y en otras para desesperar al equipo.

Con ventaja del Atlético se llegó al descanso y al poco de iniciar el segundo tiempo le llegó al Atlético una nueva oportunidad para acabar con el Madrid. Fue en un nuevo contragolpe que se enredó tanto hasta quedar en nada. La historia se repitió instantes después, cuando en otro buen contraataque Maxi se fue al suelo cuando sólo Casillas le separaba del gol.

El panorama se oscurecía para el Madrid y a los diez minutos de la reanudación Juande deshizo su experimento. Salgado entró por Heinze e Higuaín por Guti. Lass regresó al centro del campo y Marcelo se retrasó hasta el latera. Será casualidad o no, pero lo cierto es que el Madrid apenas tardó un minuto en empatar.

Higuaín combinó con Huntelaar y el holandés se aprovechó de la lamentable maniobra defensiva de Antonio López para batir a Leo Franco. Una acción perfecta de Huntelaar, si no fuera porque estaba en fuera de juego cuando recibió el pase de Higuaín.

El partido se había roto definitivamente y lo que sucedió de ahí hasta el final fue un dominio del Madrid y una catarata de oportunidades para el Atlético, a cual más clara. Las desperdició todas. Unas veces Forlán, que hasta remató al poste, otras Agüero y hasta Sinama apareció también para malgastar su oportunidad, cuando lo más complicado parecía no mandar la pelota entre los tres palos. Había sustituido el francés a Maxi Rodríguez, al que le quedan grandes los partidos jugados a un ritmo alto, como este derbi.

Siempre al contragolpe, volvió a perdonar Forlán y hasta en dos ocasiones más Agüero. La más clara un mano a mano que salvó Casillas. Tampoco fue mala la oportunidad desperdiciada por la falta de generosidad del argentino. Gago le entregó el balón a Maniche, que había suplido a un desaparecido Camacho, y el portugués montó un contraataque con Agüero, que abusó del balón y decidió terminar la jugada en lugar de combinar con Forlán, que estaba solo en el segundo palo. No fue la última oportunidad del Atlético, que en la acción que cerró el choque reclamó penalti por un agarrón de Sergio Ramos a Agüero. No pareció penalti.

El Atlético podía haber estado toda la noche atacando sin conseguir batir a Casillas. Tampoco fue el día más lúcido del Madrid en ataque, que se puede sentir satisfecho con el empate. Si esto fuera boxeo la victoria hubiera sido clarísima del Atlético a los puntos. Pero es fútbol y en el fútbol los goles no se merecen, se marcan.