Eusebio Sacristán no hizo bueno el refrán en su debut como entrenador del Celta y los vigueses arrancaron una nueva etapa de la misma forma que cerraron la de Pepe Murcia, con una derrota, en este caso ante el Huesca por 0-1.

A priori la propuesta de Eusebio, mucho más atrevida que su predecesor, un 4-3-3 con todo el arsenal disponible sobre el terreno de juego ya de inicio de inicio, prometía mejores resultados pero la pólvora de los vigueses se demostró una jornada más mojada.

El equipo fue dueño y señor del balón, tomó el control del partido, sobretodo en la primera parte, pero siguió mostrándose un conjunto débil en ataque, sin garra ante un Huesca que sin hacer tampoco mucho esperó su oportunidad para llevarse los tres puntos en liza. Eso sí, hubo que esperar hasta el minuto 70 en un balón que le cae a los pies a Esparza y que éste supo colocar muy bien en la escuadra fuera de todo alcance del meta local Notario pese a sus estirada.

No hubo mucho más en el partido, ni antes ni después, apenas unas cuantas aproximaciones sin demasiado peligro por parte de unos y otros que no se esmeraron en ofrecer un espectáculo futbolístico en ningún momento.

El estreno de Eusebio Sacristán como primer entrenador de un equipo se salda pues de la peor de las maneras posibles, con una derrota delante de su público, cada vez más escaso en Balaídos, que volvió a despedir a los suyos con algún que otro pitido desde la grada.

Mucho trabajo le queda pues por delante si no quiere sufrir más de la cuenta en la recta final del campeonato, todo lo contrario que el Huesca, que navega por aguas mucho más tranquilas y sin demasiadas complicaciones.