Liga BBVA | Atlético 4 - Barcelona 3
Kun y Forlán reviven la Liga
Gloriosa remontada del Atleti. El Barça se hundió y ve al Madrid a cuatro puntos. Agüero decidió en el 89' con su segundo gol. El charrúa marcó otros dos
No sé qué sucederá a partir de aquí. Si el Atleti irá hacia arriba o seguirá penando, si tomará Chamartín o se hundirá en Oporto. Si el Barça se deshará ante el acoso del Madrid y entregará la Liga o resurgirá de la mala racha y deslumbrará de nuevo. No lo sé y, ahora mismo, tampoco me importa lo más mínimo. Porque tras tantas tardes de juego infumable, de sopor y mediocridad, ayer vi un descomunal partido de fútbol. Un espectáculo maravilloso y emocionante con dos héroes, Kun y Forlán, que llevaron a rastras a su equipo hasta una victoria de las que casi nunca se logran y jamás se olvidan. Si algún seguidor rojiblanco se tiró de los pelos pensando en el favor al Madrid, no tiene ni alma ni sentido estético.
El choque empezó como acabó: desatado. Al minuto, el Calderón cantó gol cuando Agüero estrelló en la red, pero por fuera, un remate picado tras una gran combinación con Maxi y Forlán. En la siguiente acción, Pablo se disfrazó de... bueno, de Pablo y le colocó el balón a placer a Etoo que se estrelló con Leo. Y a los 4' entraron en escena González Vázquez y sus socios. Valdés pifió en un disparo de Maxi y el balón se estrelló mansamente en el palo para que Heitinga remachara a gol. En el mundo real no había fuera de juego. En el imaginario del juez de línea, sí. Menos mal que les dan un banderín y no una escopeta...
Sorprendentemente, fue el Atleti quien ahogó al Barça con su presión y no al revés. Con Xavi rodeado, se esperaba que la acometida culé llegase por esa banda derecha Alves-Messi, que son una pareja, pero suelen parecer un ejército. Sin embargo, el brasileño estaba ayer más pendiente de fingir que de jugar, seguramente la única laguna apreciable de su repertorio, pero una que aparece demasiado a menudo.
Y cuando más apretaba el Atleti, gol del Barça. Pablo, a lo suyo, despejó con la contundencia de una pistola de agua y, tras un rechace, el balón cayó, fuera del área, a los pies de Henry, que la colocó en la escuadra con insultante e imponente facilidad. El gol fue un directo a la mandíbula rojiblanca y el panorama cambió. Messi, al que le siguió durante todo el partido un acosador de nombre Antonio López, logró despistar a su sombra por un instante y decidió humillar al pobre Pablo, del que se marchó con más facilidad que de un poste de la luz, porque éste al menos permanece quieto y ni se cae ni se aparta. Media hora y 0-2. ¿Punto final? Cualquier otro día, sí. Ayer ni de lejos.
Entonces, cuando más llovía, apareció Forlán. Como siempre. Su zurdazo lejanísimo fue fabuloso, tanto que Valdés decidió quedarse quieto admirando cómo entraba por la escuadra. Fue la acción clave del partido, porque sólo habían pasado dos minutos desde el 0-2 y al Atleti, siempre de psique frágil, no le dio tiempo ni de sentir el mazazo.
Vuelta a empezar: Simao, Kun y Maxi rozaron el empate, pero el dominio local daba igual. Cada vez que el Barça cruzaba el mediocampo había lío. Sin embargo, Gudjohnsen y Messi erraron justo antes del descanso dos ocasiones de las que nunca fallan y el Atleti, que merecía ir ganando, dio gracias por llegar a la caseta perdiendo sólo por uno.
La segunda parte comenzó con Etoo, muy desdibujado, perdonando. Y entonces llegó Kun para inventar y recordarle a Abel que, en los grandes días, debe jugar, llueva, truene o haga sol. Saque largo de Leo, peina Raúl García y el balón le llega a Márquez, que se confía. Y ante Agüero eso no es susto: es muerte. El punta le robó el balón, se fue de Puyol y empató. El Calderón entró en trance y, con él, un Forlán poseído por el espíritu de Forrest Gump (en listo): corría y corría como si le persiguiera el diablo. Pero no, el cazador era él y el Barça la víctima, sólo que aún no lo sabía.
Locura final.
Una vez más, González Vázquez, la fortuna y Henry se encargaron de congelar el Manzanares. El árbitro no pitó un penalti de Márquez a Kun porque el argentino cometió el delito de no tirarse. Luego piden fair play... Y a los 73', Forlán falló un cabezazo increíble a bocajarro y, en la contra, el Atleti tiró el fuera de juego, pero lo tiró a la basura, y habilitó a Gudjohnsen que le regaló el gol al francés. Demasiados golpes para el Atleti. O no.
Porque el árbitro intentó que así fuera, pero a su juez de línea le entró un ataque de conciencia y señaló el evidente penalti de Henry a Sinama que su jefe había decidido obviar. Forlán empató y lideró la carga final, coqueteando con el desmayo por extenuación. El Barça temblaba, pero nunca dejó de atacar mientras Ujfalusi, enorme, tapaba los boquetes que creaba Pablo. Y en el 89', Agüero. Tiró la pared con Maniche, se fue de Puyol por fe, definió como un cirujano y estalló de rabia como no se le había visto. Lo merecía. Aún hizo falta una mano salvadora de Leo para rubricar el triunfo heroico, el regreso a la vida del Atleti y el ataque de nervios del Barça. Hay Liga. Y el sábado, derbi con Kun y Forlán. No se lo pierdan.