Lafita reina en Soria

El partido de ayer en Los Pajaritos era una auténtica prueba de fe, no tanto por la victoria en sí, sino por lo que ésta significaba. Los tres puntos que han volado hacia a A Coruña dejan al Deportivo enchufado a Europa de pleno después de tres empates consecutivos y una dolorosa eliminación de la UEFA a manos del Aalborg. Por el contrario, el Numancia ve como la permanencia se aleja todavía un poco más tras enlazar la peor racha de su historia con siete derrotas consecutivas. El efecto Pacheta no aparece por ninguna parte, y cada vez el sorprendente despido de Kresic se convierte más en capricho presidencial.

La victoria de los blanquiazules estuvo cimentada en la ambición de Lafita, omnipresente en las jugadas de peligro. A los seis minutos el aragonés ya había pintado a la defensa soriana con un gran pase que Lassad envió al palo. Poco después, realizó un control sublime, se deshizo del nervioso Juan Pablo y sólo la aparición bajo palos de Boris evitó el gol.

Pero el acoso coruñés no tenía premio. Poco a poco Aranda se fue echando el equipo sobre sus espaldas y Aranzubía empezó a tener trabajo. Delantero y portero se vieron en un mano a mano que cayó del lado del deportivista. La ocasión dio alas al Numancia, que buscaba una y otra vez faltas al borde del área y córners para rentabilizar el trabajo de Pacheta durante la semana. Boris estuvo cerca, pero la estrategia no terminó de inquietar demasiado a un Deportivo que fue perdiendo fuelle y confianza según avanzaban los minutos.

Penalti y lesiones. Los coruñeses se pudieron adelantar en el marcador en el minuto 39, cuando Pavón cometió una clarísimo penalti abrazando a Lassad en el área, pero Ramírez Domínguez no lo vio. El francés, que se ha ganado el puesto, crece día a día, aunque aún se le resiste el gol.

El otro factor externo que pudo influir en el partido fueron las lesiones. Los de Lotina, que acudían a Los Pajaritos plagados de bajas, parecen que están bajo la constante mirada de un tuerto. Zé Castro y luego Antonio Tomás cayeron fulminados en el primer tiempo al lesionarse solos.

El sancionado Pacheta debió tirar de garganta en el descanso, porque el Numancia, puede que espoleado por las lesiones del Depor, salió a por todas tras el descanso. Del Pino y la estrategia hicieron trabajar a Aranzubía, y pasado el arreón inicial de los sorianos el Depor volvió a buscar al entonado Lafita. El aragonés enganchó un balón a quince minutos del final y después de serpentear entre la defensa local dejó un balón franco que Juan Rodríguez no perdonó. Lafita reinaba en Soria y el Numancia, si no recupera pronto el trono de Los Pajaritos, ya puede empezar a pensar en Segunda.