El Alicante remonta en Ipurúa y arrastra hacia abajo al Eibar
Dos goles en el último cuarto de hora han permitido al Alicante remontar a su paso por Ipurúa y reengancharse a la lucha por la permanencia a costa del Eibar, una vez más incapaz de hacer valer la renta inicial y que por ello sigue sumergido en los puestos de descenso.
El técnico visitante, José Carlos Granero, ha explicado al término del encuentro que su equipo se va "a llevar por delante" a más de un rival, y de momento ha frenado las expectativas de los armeros, que habían encadenado dos triunfos consecutivos y podían haber escalado varias posiciones en caso de lograr el tercero.
Sin embargo el Eibar casi nunca ha dado sensación de poder llevarse los puntos, a pesar de que en una primera parte muy igualada en la que primero Sutil para los locales y luego el visitante Ismael pudieron marcar, fue el azulgrana Biel Medina quien puso en ventaja a los suyos a través de un espléndido cabezazo a la salida de un córner.
Con todo a favor, el cuadro de Carlos Pouso afrontó la segunda mitad demasiado contemplativo y dejó hacer a un Alicante sin apenas capacidad de desborde en los flancos y con Jordá muy vigilado.
El técnico de los levantinos buscó el revulsivo con tres cambios para mejorar en esas facetas y lo consiguió, porque después de un claro remate pifiado por Ismael en el minuto 57, fue Pedro quien empató en el 76, tras ganar la espalda a su marcador.
Con el empate en el electrónico y aún un buen puñado de minutos por delante, el encuentro enloqueció, porque la igualada no servía para contentar al antepenúltimo ni al penúltimo de la tabla, y ello propició constantes alternativas en el juego.
Pero mientras el Eibar no encontró en ningún momento el camino hacia el portal de Queco Piña, el Alicante contragolpeó bien y avisó de sus intenciones de victoria con sendos remates fallidos de Jordá en los minutos 83 y 84.
En el enésimo balón perdido por el errático centro del campo eibarrés Luis Gil ganó la acción a Álvaro Martínez y corrió toda la banda izquierda hasta poner un medido centro al corazón del área pequeña que Borja llevó a la red.
El segundo gol alicantino desató la euforia en un equipo que al menos ahora sueña con la aún lejana salvación y desinfló las ilusiones albergadas por el Eibar, que sigue sin poder ganar tres partidos seguidos.