La décima llega en Barcelona

LIGA BBVA | Espanyol 0 - Real Madrid 2

La décima llega en Barcelona

La décima llega en Barcelona

AP

El talento de Guti y Raúl rescató al Real Madrid contra el Espanyol en un partido espeso. Décima victoria consecutiva que permite al conjunto de Juande Ramos situarse de forma provisional a cuatro puntos del Barcelona.

La importancia de algunos futbolistas se mide en sus ausencias. Cuando están, no todos reparan en ellos, porque están acostumbrados a trabajar en silencio, y rara vez recogen los elogios que merecen. Es el caso de Gago, cuya ausencia provocó un desequilibrio extraordinario en el Real Madrid. Juande Ramos movió las piezas y desbarató el esquema que tan buenos resultados le dio en las últimas jornadas, hasta el punto de que el equipo vivió en un desconcierto permanente hasta bien avanzada la segunda parte.

Descompuesto y sin capacidad de mando, el Madrid pareció dormido y sin fútbol hasta que surgió el talento. Y es que puedes controlar el juego, pero no el talento y el talento salvó al Madrid. El talento de Guti, que transformó con maestría una falta, y el de Raúl, que no se cansa de marcar y batió a Kameni desde el borde del área, al primer toque y con precisión. Estos dos goles rescataron a un Madrid que caminaba desorientado y sin confianza y que cerró el encuentro con una nueva victoria, la décima consecutiva. No por repetido debe ser menos elogiado el espíritu de este equipo, al que le puede faltar el fútbol, pero nunca pierde el orgullo. Y ese orgullo es el que le mantiene en la lucha por la Liga, el que le puede llevar al título.

El Espanyol apareció bien ordenado de inicio, tapando con criterio los espacios y buscando robar el balón para sorprender al contragolpe. El Madrid, mientras, jugaba a la lotería, esperando que el breve momento de inspiración de alguno de sus jugadores coincidiera con el instante en el que el balón estuviera en su poder. Los astros estaban en otras labores y lo habitual en el primer tiempo fue que la pelota circulara en sentido contrario al de la inspiración. El resultado fue un encuentro espeso, bastante plano, previsible y sin emoción. Dice Ángel Cappa que la Liga italiana engorda, porque sus encuentros son tan aburridos que cuando uno está viéndolos en casa es difícil que escape de la tentación de levantarse del sofá para dirigirse al frigorífico. Pues este partido entre el Espanyol y el Real Madrid es de los que engordan. Y mucho.

El Madrid fue durante la primera parte un equipo desequilibrado. Si Juande Ramos quería mantener el mismo esquema cambiando a Gago por Sneijder se equivocó, porque el holandés nunca puede hacer el trabajo del argentino. Ni por condiciones, ni por actitud. O lo que pretendía Juande era cambiar el esquema del equipo o Sneijder no entendió lo que quería de él su técnico o simplemente el entrenador se equivocó de jugador.

Lass se quedó solo como mediocentro. Sneijder estuvo más cerca de la delantera que del francés y fue Raúl quien bajó a apoyarle, hasta quedar convertido en un centrocampista más. La consecuencia fue que el Madrid quedó partido en dos y De la Peña se encontró solo en medio del páramo madridista para poder dar rienda suelta a su imaginación. Por fortuna para el Madrid, no fue la noche más inspirada de Lo Pelat, quien intimidó pero no golpeó. Lass terminó por ganarle la partida y por ahí también empezó a decidirse el choque.

También sufrieron el desequilibrio táctico los defensas, atacados por todos los flancos, pero en especial por el centro. Un error de cálculo del Espanyol, que trató de exprimir su superioridad en el centro y exageró los ataques por esa zona, hasta descuidar las bandas. Siempre es más fácil defender los ataques frontales que los laterales y esa fue la suerte del Madrid y la equivocación del Espanyol. Destacó la labor de Pepe, el mejor defensa del Madrid, aunque excesivamente fogoso en ocasiones, y que vio una tarjeta que le impedirá jugar el derbi del próximo sábado contra el Atlético en el Bernabéu. Tampoco podrá jugar Sneijder, quien también vio su quinta amarilla.

Robben apareció de inicio por la derecha, zona en la que se siente más cómodo, pero donde inoportuna las subidas de Sergio Ramos, taponado por el holandés. Sin las incorporaciones de Ramos, el Madrid pierde un importante factor sorpresa en ataque. Con los dos en la derecha, la banda izquierda queda descuidada, ignorada casi por completo. Sólo Higuaín ocupó esa zona, con lo que se perdió a un delantero y no se ganó un centrocampista. Sin nadie que le hiciera llegar el balón en condiciones, Huntelaar se perdió en medio de la nada y su presencia pasó totalmente inadvertida.

Juande esperó los doce primeros minutos de la segunda parte y en vista de que el panorama no mejoraba agitó el árbol a ver si caía algún fruto. Se retiraron Higuaín, que puso mala cara por el cambio, y Sneijder y entraron Marcelo y Guti. El Madrid recompuso su dibujo y recuperó el equilibrio perdido. Guti y Lass ocuparon el centro, con Raúl por delante, y Robben y Marcelo las bandas. Hubo una ocupación más racional de los espacios y, será casualidad o no, pero la consecuencia en el resultado fue espectacular.

Primero acertó Guti, quien convirtió una lanzamiento de falta con sutileza y precisión. Magnífico regreso del 14 a la Liga. Después le tocó el turno a Raúl, quien aprovechó un pase de Marcelo desde la izquierda para sentenciar.

El Espanyol había recurrido poco antes a Tamudo, pero el resultado ya no tenía solución. Los dos goles fueron un golpe demasiado duro para un equipo que había quedado hundido moral y físicamente.