Copa de la UEFA | Deportivo 1 - Aalborg 3
El Deportivo sale por la puerta de atrás de Europa
Rozó el ridículo encajando tres goles en cuatro minutos
El Depor se despidió de Europa por la puerta de atrás. Los de Lotina cayeron 3-0 en Aalborg y ayer los daneses le hicieron otros tres en tres minutos antes del descanso que fulminaron las esperanzas de un noche épica que terminó en auténtica tragicomedia.
Y eso que el primer balón del partido fue para don Rodrigo García Vizoso (ex técnico y ex jugador del Depor), que ayer cumplía cien años y saltó al centro del campo antes del inicio para que el peso de la historia comenzase a pesar sobre las espaldas del Aalborg. El segundo movimiento fue de Lotina, que arriesgó con una defensa de tres (Piscu, Zé Castro y Colotto), con De Guzman y Filipe en las bandas, más como extremos que laterales. Lo pagó caro.
El entorno estaba preparado, pero pronto quedó claro que no era la noche del Deportivo. A los ocho minutos Bodipo tuvo que ser sustituido por Omar Bravo por lesión. Tres después, el mexicano recogió un preciso pase de Valerón y batió a Zaza, pero el colegiado se inventó un fuera de juego. ¿Kelly? Yo creo que era el primo irlandés de Ivanov.
Debacle. El Depor no bajó los brazos y Lafita y Filipe tuvieron dos buenas oportunidades sin premio. En el minuto 37 se abrió la esperanza, el principio del sueño. Sergio realizó una buena jugada personal por el centro y los regates le dejaron el balón en la zurda, la mala. El catalán la pegó mordida, pero un defensa desvió. Gol de fe, de corazón, de esperanza.
Cuando el ¡Podemos! atronaba en Riazor, llegó el hundimiento. Y llegó donde el Depor no podía fallar: en la estrategia. Shelton, en posición dudosa, se aprovechó de una falta frontal para fusilar de cabeza a Aranzubía. El sueño había durado cuatro minutos y comenzó la debacle, una concatenación de errores y debilidad mental que dejó un 1-3 en el marcador. En cuatro minutos el Aalborg había logrado lo que el Depor llevaba soñando toda la semana: tres goles.
En el segundo tiempo sólo quedaba pelear por la dignidad del resultado, pero ni eso.
LOTINA
PEHRSSON