Todo tiene por objeto este momento. Ocurre desde hace más de medio siglo, cuando Santiago Bernabéu inspiró el nacimiento de una competición que enfrentaría a los mejores equipos de Europa. Los cinco títulos consecutivos que ganó el Madrid le ligaron para siempre al torneo. El madridismo lo tuvo claro: la plenitud era eso. Y desde entonces no hay satisfacción que iguale a una Copa de Europa, al camino que conduce a ella, a la pasión que la rodea.
Esta noche el Madrid jugará contra el Liverpool, el equipo que amenazó su hegemonía en la década de los 80, cuando los ingleses sumaron la cuarta Copa, sólo dos menos de las que lucía el Madrid. Quién sabe si la exclusión de seis años con la que la UEFA castigó al Liverpool después de Heysel no impidió a los reds, que ganaron dos ligas en ese tramo, asaltar el trono del fútbol europeo. Lo cierto es que la historia planteó una rivalidad que sólo registró el antecedente oficial de la final de 1981, cuando Alan Kennedy tumbó al equipo de los Garcías. Antes y después, Madrid y Liverpool se han evitado sigilosamente, aplazando su vieja disputa a esta noche.
Españoles. El encuentro, inédito en eliminatorias, es un monumento que reúne 14 Copas de Europa (9+5) y en el que cualquier detalle resulta fascinante. Para empezar, el Liverpool podría alinear más españoles sobre el campo, hasta cinco, incluyendo entre ellos a un ex madridista (Arbeloa) y al ex atlético Fernando Torres, que jamás ha marcado en el Bernabéu en partido ofi cial. Por no hablar de Benítez, formado en la cantera del Madrid desde los 13 años y el entrenador preferido por un buen número de madridistas. Y esto no son sólo anécdotas más o menos morbosas. Son las razones que, sumadas a la falta de antecedentes, convierten al Liverpool en un querido enemigo, en un rival distinto, puramente deportivo y enormemente peligroso.
Si desplegamos el partido al margen del envoltorio podemos concluir que el Madrid llega en el mejor momento de la temporada y el Liverpool en el peor. Y lo digo tomando en consideración el estado anímico, pues ambos clubes marchan en segunda posición y a siete puntos del líder. La diferencia es que mientras uno pierde aire el otro gana confi anza. La coincidencia es que tanto el Liverpool como el Madrid saben, aunque lo disimulen, que es más fácil salvar la temporada a través de la Champions que de la Liga.
Entre los achaques del Liverpool quizá el más relevante sea la lesión de Gerrard, que el pasado 5 de febrero sufrió una rotura fibrilar en la pierna izquierda. Desde entonces ha acelerado su recuperación para jugar esta noche en el Bernabéu. Ayer mismo se entrenó con el resto del equipo y parece que, todavía renqueante, jugará. Su participación no es simbólica. Se trata, probablemente, del mejor centrocampista del mundo.
Sin Gerrard a tope, Xabi Alonso hereda los galones y el éxito del Madrid dependerá, en buena medida, de su capacidad para amordazarle. Porque de la zona central saldrá todo, lo bueno y lo malo. En la izquierda, Fabio Aurelio podría ser una alternativa a Riera para ayudar en la salida del balón.
Opciones. En el Madrid la incógnita es cómo se readaptará el equipo al dibujo con Robben. Con él se gana solista pero se pierde orquesta. Por otro lado, Marcelo y Sneijder se disputan un puesto que podría modificar el sistema. Si juega Marcelo lo hará por la izquierda y Robben por la derecha. Si el que entra es Sneijder existe la opción de situarlo por delante del doble pivote, colocando a Robben en la izquierda y liberando la banda diestra para Ramos.
No será un chorreo, como vaticinó Boluda en un arrebato lenguaraz. Será una deliciosa batalla táctica entre dos equipos similares en las fuerzas, orgullosos y poderosos. Ya era hora de verlos frente a frente. Con todo por delante y la historia por detrás.
Babel a Sneijder: "Gerrard jugará"
El delantero holandés del Liverpool reconoció ayer en su web que 'picó' a sus compatriotas del Madrid anunciándoles vía sms que Gerrard va a jugar. "Drenthe y Sneijder me preguntaron a través de varios mensajes porque estaban muy interesados y les dije que sí, que desafortunadamente para ellos, Steven va a jugar". Está por ver cómo se habrá tomado Benítez esta confesión...
