Marcelino considera una final el partido de Murcia

Marcelino aún se ve con fuerzas para liderar al Zaragoza hacia el ascenso. El técnico está ahora mismo más cuestionado que nunca y es el primero que asume que el partido de Murcia es toda una final para su debilitado crédito y también para el de todo el equipo, pero, como ya dijo en Elche, no va a arrojar la toalla. Ayer, en una charla de media hora en el vestuario, el técnico levantó el ánimo para repasar la última derrota junto a sus jugadores y, sobre todo, para recalcarles que la reacción en Murcia es absolutamente obligada.

Marcelino ha venido utilizando últimamente sus comparecencias ante la prensa para motivar a su plantilla, anticipando incluso derrotas como la de Elche, una apuesta que no le ha dado ningún resultado y que le ha desgastado más de la cuenta ante sus futbolistas. Quizá por ello el técnico estuvo ayer más conciliador que nunca. Se esforzó por mandar un mensaje de seguridad y confianza en su método de trabajo y en sus principios futbolísticos, pero rebajó un tanto el tono de su discurso buscando una mayor implicación de todo el grupo ante el decisivo partido de Murcia.

A Marcelino le sigue resultando inexplicable que después de dos victorias y un empate, y cuando parecía que el equipo iba a enlazar, por fin, una racha larga de rendimiento sostenido, el Zaragoza volviera a cometer en Elche los mismos errores de toda la temporada fuera de casa. El técnico lo ha venido achacando a cierta falta de motivación externa o a una relajación excesiva, y en esa cuestión puso ayer todo su énfasis, advirtiendo del grave riesgo que para el ascenso supondría no variar esa tendencia.

El entrenador asturiano no corre ningún peligro, porque el accionista mayoritario Agapito Iglesias tiene intención de mantenerlo hasta el final pase lo que pase, pero a nadie puede escapar que su desgaste interno y externo es ahora mismo muy importante y que una nueva derrota le dejaría en una situación muy comprometida ante la visita dentro de dos jornadas del Hércules a La Romareda.

Los jugadores ven a Marcelino más apagado que nunca y muy tocado anímicamente, pero nadie le ve rendido. Y todos saben que cuenta con el apoyo del accionista mayoritario. Éste es en estos momentos el mejor combustible para un Marcelino que sacó ayer fuerzas de flaqueza en una semana decisiva para el Real Zaragoza.

El equipo aragonés, que es quinto, a tres puntos de la frontera del descenso, va a afrontar ahora dos partidos decisivos frente al Murcia y el Hércules en el que puede volver a engancharse en la pelea por el ascenso o abrir una crisis monumental.