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Liga de Campeones | Villarreal 1 - Panathinaikos 1

El Villarreal sufrirá en el infierno griego

El conjunto de Pellegrini no pasó del empate a un gol en El Madrigal ante un Panathinaikos que saltó al césped con el objetivo de defenderse y obtuvo más botín del esperado. El conjunto español dominó durante los noventa minutos y gozó de numerosas ocasiones, pero la falta de puntería le complica la eliminatoria. Karagounis adelantó a los helenos y Rossi, de penalti, empató para el submarino.

ABEL ROMERA
<strong>CALIDAD.</strong> Un excelente disparo de Karagounis desde la frontal del área complica la eliminatoria al Villarreal.
CALIDAD. Un excelente disparo de Karagounis desde la frontal del área complica la eliminatoria al Villarreal.Reuters

La mejora experimentada por el Villarreal en Liga coincidía con la vuelta de la Champions a El Madrigal. El conjunto de Pellegrini, acostumbrado a ofrecer su mejor cara en la competición europea, recibía a un lobo con piel de cordero, el Panathinaikos. El conjunto griego sorprendió en la fase de grupos clasificándose como primero por delante del Inter de Milán. El conjunto local confió gran parte de sus opciones a hombres como Rossi, Cazorla y Senna, todos en un gran momento de forma. El primer objetivo era marcar y el segundo mantener la portería a cero. Se preveía que los de Ten Cate siguiesen con su estilo de juego: balones por alto y acumulación de jugadores en defensa. Gonzalo, Capdevila, Guille Franco y Mattos se perdieron el encuentro.

El pitido inicial dio paso al guión previsto. Desde el primer segundo de juego el Villarreal salió enchufado y con la portería de Galinovic entre ceja y ceja, mientras que su rival ya había aparcado el autobus en el área. Las ganas de unos y la racanería de otros otorgó a Llorente la primera ocasión de peligro del partido que desbarató el portero del conjunto griego. El Villarreal mostraba un fútbol muy elaborado, eléctrico y de mucho toque que contrastaba con la intención de su oponente, que buscaba ablandar el partido imprimiendo lentitud al juego.

El equipo visitante no se complicó la vida e intento frenar las embestidas del Villarreal con constantes faltas en la medular del terreno de juego, algunas de ellas totalmente fuera de lugar y que bien podrían haber sido castigadas con amonestaciones por parte de Plautz. Precisamente a raiz de una infracción llegó la segunda oportunidad de peligro para el conjunto español. La falta que puso en juego Ibagaza fue rematada por Eguren en lo que parecía el primer gol de la noche, pero su remate no encontró portería. En el otro extremo del campo un seguro Diego López resolvía con solvencia los lejanos disparos helenos.

A falta de quince minutos para el descanso llegó la mejor jugada y la mejor oportunidad de la primera mitad. Un robo de balón por parte de Eguren sirvió a Ibagaza para demostrar, una vez más, su calidad técnica poniéndole el gol en bandeja a un desafortunado Rossi que, con toda la portería para él, disparó al muñeco. A una nueva oportunidad de Ibagaza, que se fue por poco, le siguió el susto de la noche para la grada de El Madrigal. Un despiste de Diego López, que se metió en su portería con el balón en las manos, enmudeció a los seguidores del submarino, pero ni el árbitro ni el asistente hicieron caso a las protestas de los jugadores de Ten Cate.

A pesar de arrollar en juego y en ocasiones a su rival, el Villarreal pudo irse al descanso por detrás en el marcador debido a su falta de puntería y al lapsus de su guardameta, que no midió bien a la hora de atajar la pelota. Los dos equipos se marcharon a los vestuarios con diferente ánimo. El Villarreal no pudo abrir la lata y el Panathinaikos estaba consiguiendo su objetivo.

Karagounis deja helado al submarino

Dos arreones consecutivos del Villarreal en los primeros minutos tras el descanso fueron la antesala de una bajada de intensidad de los de Pellegrini, que acabaron cediendo a las intenciones de su rival, enfriar el encuentro y concentrar el juego en el mediocampo para evitar las peligrosas llegadas de los amarillos. Los minutos se consumían, los espectadores se desesperaban y el Villarreal no gozaba de oportunidades claras de marcar. Mientras tanto, con un planteamiento táctico que rozaba la perfección, los griegos tocaban y tocaban sin prisa ni intención alguna de aproximarse al área de Diego López.

En el fútbol lo que vale son los goles. Esto es algo tan evidente que no haría falta ni mencionarlo, pero en ocasiones, ya sea por mala fortuna o cualquier otro motivo, un equipo es capaz de dominar a su antojo al contrario sin llegar a culminar, y eso se acaba pagando sí o sí. La prueba, al cuarto de hora de la reanudación. Un balón suelto en la frontal del área rematado por Karagounis quitó las telarañas de la portería local dejando petrificados a jugadores y afición castellonense.

El gol heleno sacó del partido durante varios minutos a los de Pellegrini, llegando incluso a perder el control del esférico. Warziniak se convirtió en el salvador del conjunto español al hacer un penalti absurdo e innecesario a Pires, recién ingresado en el campo en sustitución de Llorente. Rossi asumió la responsabilidad, lanzó y marcó. El equipo castellonense se reactivó con el gol y volvió a ofrecer su mejor imagen con un juego rápido y vertical. En la recta final se comenzó a notar el esfuerzo realizado por los locales, que poco a poco dieron por bueno el resultado.

El Villarreal viajará al infierno griego con la obligación de salir a morder para no despedirse prematuramente de la Liga de Campeones. Por su parte, el Panathinaikos obtuvo más botín del esperado. El gol de Karagounis puede ser decisivo.