El Consejo decide hoy si destituye a Murcia

Murcia puede pasar hoy a ser historia en el Celta. El Consejo de Administración se reunirá esta tarde-noche en la sede de la Plaza de España y tomará una decisión sobre el futuro del cordobés. Las posibilidades están claras: cese inmediato o un plazo (mínimo) para la recuperación. Es decir, que si Murcia esquiva hoy la destitución, se jugará el puesto a una carta en el Heliodoro Rodríguez ante un Tenerife en ascenso.

Carlos Mouriño será el que tenga la última palabra. El presidente escuchará a sus consejeros, que le pedirán casi al unísono la cabeza del entrenador, y tendrá que decidir si se deja llevar por el monumental enfado imperante entre los directivos o pone la calma que le es característica.

Mouriño es consciente de que la temporada pasada los cambios de técnico no ayudaron en nada al equipo, más bien al contrario. Además, hay una serie de obstáculos implícitos en el cese de Murcia. El primero es el económico. La situación del club obliga a que los administradores concursales den el visto bueno al despido y al pago del finiquito del cordobés, a no ser que quisiera sufragarlo Mouriño de su propio bolsillo.

Sin alternativa.

El otro problema sin fácil solución es el del sustituto. Lo lógico sería que Menéndez, ahora mismo en el Celta B, se hiciera con las riendas del equipo. Sin embargo, la relación entre el técnico asturiano y el Consejo quedó muy deteriorada tras el paso de Menéndez por el primer equipo en el final de la pasada temporada. Ricar, segundo entrenador, y Julio Ortega, preparador físico acompañarían a Murcia si al final le enseñan al andaluz la puerta de salida.

Son muchas dudas las que asolan al Celta y que quedarán parcial o totalmente despejadas esta misma noche. Mouriño tiene la palabra.

Balaídos fue muy claro el sábado y pidió a gritos el cese del entrenador andaluz

Si la opinión de Balaídos tiene mucho peso en la decisión final del Consejo, entonces no cabrá duda de que Murcia dejará de ser entrenador celeste. Y es que el estadio vigués fue absolutamente claro el sábado y pidió a gritos unánimemente la destitución del ex técnico del Atlético. Después de que el Eibar lograse el 0-2, la afición estalló y unos veinticinco seguidores se agolparon detrás del banquillo de Murcia para increpar al preparador. Los veinte minutos que pasaron desde entonces hasta el final del partido fueron un infierno para el equipo, que vio cómo su afición aplaudía al Eibar, se burlaba del Celta y cantaba consignas contra técnico, jugadores y directiva. Los cánticos contra Murcia fueron, de largo, los más numerosos.