Pochettino, el domingo a la 1:35: "Ojo con el piojo"

La ciudad recobraba la calma. El Espanyol había vuelto a casa. ¡Ganador! Habíamos cerrado páginas y más páginas en AS, intervenido en la SER, leídos, que no contestados, ¡era imposible con las prisas!, decenas de mensajes en el teléfono móvil ¿Tendría Mauricio Pochettino enchufado el suyo? Probamos. Pasaba de la una y media de la madrugada del domingo. El españolismo llevaba camino de las cuatro horas festejando una victoria sensacional. Para algunos, tan grande como las dos finales de Copa ganadas: eso leí en uno de los muchísimos SMS que recibí. Probé. A la tercera descolgó.

-¿Qué pasa, hombre? ¿Tampoco puedes dormir?

-Pues no-, le contesté.

Le felicité. Le dije muchas cosas de golpe: que se oyeron petardos, muchos petardos por Barcelona. Que hubo retransmisiones que parecieron funerales. Que los adalides radiofónicos del ¡a Segunda, a Segunda! se batieron en retirada. Que el Espanyol, también él, siempre vuelve

Le puse al corriente de detalles post partido que desconocía. En El larguero, la representación barcelonista acusó al Espanyol de dar patadas y parar sistemáticamente el juego. Teoría que se recogió en la web del diario Sport, nada más acabar el partido. "Pues yo creo que las patadas más feas las dio el Barcelona", reflexionó un sosegado Mauricio. "La roja a Keita pudo ser amarilla, sí. Del mismo modo que nosotros llevábamos varios partidos perdiendo jugadores por tarjetas exageradas. La patada de Touré a Moisés no admite discusión, sin embargo. Esa era descalificante". Hubo más, le comenté. Piqué pateó a Alonso y Xavi, por detrás, a De la Peña. El Espanyol cometió faltas, pero ninguna de ese calibre.

"Déjelo. Nosotros jugamos un partido magnífico en casi todos los sentidos. Un derbi. Defendimos bien, nos sorprendieron en el gol de Touré, al que le cayó un despeje de Jarque, y poco más. En el mediocampo supimos parar y salir al contraataque. Buscamos el gol y lo conseguimos por dos veces; tuvimos alguna más, como aquellos recortes de Coro. Fuimos un claro vencedor y a partir de ahora, ¡ojo con el piojo!".

Las cuentas.

¿El perico convertido en piojo? Pochettino se carcajea. Se oye ruido en su casa. "Son mis hijos, que han visto el partido con nuestra camiseta puesta, siguen gritando, esto es una locura pero yo estoy muerto. ¡Lo que se sufre ahí, amigo!". Le insisto en lo del piojo: "Es una manera de decir, que el equipo ha recibido una extraordinaria inyección de moral y confianza. Necesitábamos esto como el comer y lo hemos logrado. Ahora vemos factible ganarle al Madrid".

Y es que las cuentas ya son otras. El viernes, ¿qué españolista no hubiera firmado sumar tres puntos ante Barça y Real? Bueno, pues, pueden ser seis. "El equipo ha estado bien, ha recuperado jugadores, ha sabido plantarse en un campo difícil y rebelarse contra lo que parecía una visita al matadero. Ojo con el piojo el sábado, sí. Por fin hemos superado la barrera de los 20 puntos; ahora queremos llegar a los 24".

Iván de la Peña, tantas veces compañero de tertulia con Xabier Azkargorta y Mauricio, marcó los dos goles. Tamudo salió al final. "Me alegré por el Pelado y por todos. La piña tras los goles fue la demostración de que el equipo está vivo y quiere".

Seguimos charlando sobre el partido y otras cosas. Lo dejamos porque ya era hora y porque no somos novios: de haberlo sido nos hubiera sorprendido el alba.