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Reina

"La Plaza de Colón me marcó; fue la felicidad más pura"

Pepe Reina (Madrid, 1982) prepara ya su maleta con destino al Bernabéu. la ida del Real-Liverpool es el miércoles. ¡No va más!

Tomás Guasch
Reina.

Probablemente es usted el futbolista que no juega en el Madrid más simpático para el madridismo. Aquel Pepe Reina de la Plaza de Colón le ganó muchos afectos. Pero va a dejar de serlo por unos días

¡Me supongo! Digamos que forma parte de mi trabajo; me debo a mi equipo y vamos a discutir una plaza en los cuartos de la Champions. En fin

Le quedará algo de culé, además.

Me gusta que gane el Barça pues me crié allí, pero no soy hincha suyo. También me apetece ver bien al Villarreal y por la misma razón. Con tranquilidad.

Vamos, que no es antimadridista.

No, para nada. En casa me enseñaron que en este mundo no hay que ser antinada. Cada uno tiene sus aficiones. Pero yo jamás estaré en contra de alguien o de algo por sistema.

Se fue al Barça con 13 años. Me dijo Arteta que había llorado con usted de nostalgia.

Claro. A los 13 años yo era un chaval pegado a una familia de cinco hermanos, con mucho movimiento, piña... Jugaba en Madrid, pasó mi tren y tomé la decisión correcta que fue trasladarme a La Masía.

¿Se lo aconsejaría a un hijo suyo?

Sí, sin duda. Una de las muchas cosas que le debo agradecer a mi padre (Miguel Reina, portero internacional de Córdoba, Barça, Atlético) fue que me obligara a marcharme: tuvo buen ojo. Mi hermano Miguel, el mayor, vivió una experiencia parecida en el baloncesto: le quiso Estudiantes y prefirió seguir jugando con sus amigos, no llegó a ser jugador profesional. Un año después se planteó lo mío y mi padre salió al cruce: "No me vale un no como respuesta, Pepe".

Y le dijo que sí.

Y allí me encontré con treinta y tantos chavales, todos con nuestras añoranzas a cuestas, con las mismas ilusiones. De pronto es como si te hubieran ampliado la familia.

Cinco años después, con 18, debutó en el primer equipo azulgrana.

Llevaba más de un año entrenándome con el primer equipo y antes de un partido en Vigo se lesionó Dutruel. Sentí una mezcla de felicidad y nervios, no me daba mucha cuenta de lo que pasaba. Quien diga que a esa edad está preparado para debutar en el Barça... Yo no supe valorarlo; me llegó y punto.

No echó raíces. ¿Por qué?

La situación deportiva y social era mala. La directiva (que presidía Joan Gaspart) no contaba con la estabilidad necesaria para apostar por la cantera. Igual tampoco rendí yo lo suficiente como para cambiar la situación... Al final de aquel curso me llamó el Villarreal.

Y cantó bingo.

Pues sí. El Barça quiso fichar a Belletti y yo entré en la operación. En El Madrigal empecé a disfrutar de ser y sentirme futbolista e importante. Fueron tres años maravillosos.

Hasta que se presentó el Liverpool. Le sorprendió, claro.

Sí. Y me hizo muchísima ilusión que un gran club como éste se fijara en mí. El fútbol inglés me había atraído siempre. Rafa Benítez tuvo mucho que ver en mi decisión: me llamó y me entusiasmó su idea. Y le gané a mi padre una apuesta: cuando fui a Villarreal se dijo que daba un paso atrás y yo le comenté que no iba a ser así y que, en todo caso, daría dos adelante. Y así fue.

De mis charlas con Xabi Alonso, Riera, Torres, Arbeloa, deduzco que usted es medio amo de Anfield

¡Ja, ja! Les agradezco que me tengan en tan gran estima, pero esto es un trabajo colectivo. Hombre, el que aterrizó aquí hace tres años no soy, he madurado y mejorado en todo. Soy mejor portero, vamos.

La eliminatoria con el Madrid abrirá varios debates; uno, su mano a mano con Iker.

Se nos comparará, se hablará de él y de mí. Pero no es un partido Casillas-Reina, es un Madrid-Liverpool y en la Champions. También es verdad que para bien o para mal los porteros acabamos siendo protagonistas.

Casillas fue nominado mejor portero de 2008. ¿Es además el número uno del mundo?

Sin duda que fue el mejor portero de 2008. Lo de mejor del mundo Creo que las diferencias entre varios colegas son mínimas. Xabi le dijo a usted que yo he mejorado al Liverpool, pensemos que es así. ¿Pero sería el mismo en otro equipo? Influye mucho donde juegues, tu relación con el equipo, que es lo más importante. Entre Van der Sar, Cech, Julio César, Diego López, el mismo Iker, es mínima la distancia.

¿No se incluye en el grupo?

Bueno... Por mi trayectoria estoy por ahí, sí.

¿Cómo cree que será la eliminatoria con el Real?

Las diferencias son mínimas, se decidirá en pequeños detalles. Veo al Madrid más seguro, muy atento al juego, mejor en todo. Se impondrá el que menos se equivoque.

Hábleme de su afición a la comida japonesa. ¿Cuando le picó esa mosca?

En Liverpool, antes apenas la había probado. Me aficionó Fernando Morientes y no le costó nada: yo soy muy comedor, nada cocinero, pero buen comedor. La buena mesa rodeado de la familia, los amigos, es uno de los placeres de la vida. Y tengo la suerte de que mi mujer cocina muy bien.

Cuentan que Van Gaal se quedó de piedra un día que le vio comerse tres filetes uno tras otro y sin pestañear.

Puede ser... Mejor recuerdo el día que debuté en el Barça, fue contra el Brujas. Comí un par de huevos fritos y dos solomillos. Luis Enrique se me acercó y me dijo: "¡Te veo preocupado por el debut!".

Tiene tres años más de contrato en el Liverpool. No hace mucho se habló de que le interesaba al Atlético

Esto tiene mucho de noria, pero mi vida está en Anfield. No me planteo un cambio, la verdad.

¿Cuándo cree que la afición red le consideró una joya, la noche que le paró aquellos tres penaltis al West Ham en la final de Copa del 2007?

El favor del público lo vas ganando en el día a día. Aquel partido tuvo de todo: antes de los penaltis me metieron tres goles y en dos de ellos pude hacer mucho más de lo que hice, que fue poco. Después llegó la tanda y el villano se convirtió en héroe. Por eso me gusta ser portero, por vivir estas situaciones extremas.

Y eso que empezó de delantero.

Sí, pero porque de niño lo que gusta es correr de un lado para otro, meter goles... Cuando me lo quise tomar en serio mi padre me aconsejó que por mis condiciones físicas y demás, lo mío era la portería.

¿Se sigue volviendo loco él con sus partidos?

Ya menos. Entiende que un fallo ya no me condiciona para seguir jugando. Sufrió en mi etapa en el Barça, ahí sí temía que fallara y lo pasaba fatal.

Mal lo pasó aquella noche en el Bernabéu cuando al ir a buscar un balón un espectador le soltó un puñetazo. ¿Olvidado?

Totalmente. El señor me pidió perdón y me di por pagado. Mientras no le vuelva a suceder nunca más a nadie me doy por satisfecho.

Puro Pepe Reina.

Mis padres me enseñaron ser una persona normal, sencilla, amiga de los amigos. Si alguien se equivoca y se arrepiente de corazón, ¿cómo no perdonarla?

Porque usted es así, actuar no actúa

¿Todo el tiempo? Imposible. Uno es como es y yo soy así, siempre pensé que es importante transmitir alegría para poder recibirla. Sé que lo de Colón me marcó para bien: expresé lo que sentía. La felicidad más pura, un momento grandísimo en mi vida. Aquella fue la expresión final de un grupo de jóvenes futbolistas que lo pasó muy bien después de vivir una fase de clasificación en la que recibimos más de un palo. Llegamos, empezamos a ganar, a creer en nosotros y acabamos dándole una alegría enorme a muchísima gente. ¡Ojalá que aquella no sea la última vez!

El fútbol es pegamento entre españoles, ¿eh?

Cuando se gana, seguro. Saltar al barco entonces es más fácil. Pero sí, cuando volvimos nos dimos cuenta de cómo se había vivido aquí el triunfo.

Se imaginará que les pediremos ganar el Mundial.

Primero rematemos la fase de clasificación, que está bien encaminada. Luego vendrá la Copa Confederaciones de junio, una fenomenal piedra de toque para la Selección. Y al Mundial iremos con muchísimas ilusiones, claro. No será la Eurocopa, pues estarán todos. Los americanos, los africanos, lo mejor de cada casa.

¿Qué le dejó a usted Luis Aragonés?

Afecto, gratitud, admiración Es una persona entrañable que sintonizó siempre con los futbolistas y supo diseñar un equipo campeón. Para él, el triunfo es el colofón a una carrera que continúa, pero que tuvo en Viena el momento cumbre que merecía.

¿Y Del Bosque?

Es una persona con muchísimo sentido común al que respetamos y con el que esperamos vivir grandes momentos. Es un hombre de fútbol que supo triunfar en el Madrid incluso para hacerle campeón de Europa y que tiene las cosas claras: lo que funciona, no lo toques.

¡Con lo que ha costado...!