NewslettersRegístrateAPP
españaESPAÑAchileCHILEcolombiaCOLOMBIAusaUSAméxicoMÉXICOusa latinoUSA LATINOaméricaAMÉRICA

liga bbva | sevilla 1 - atlético 0

El Atlético se atasca en el arranque de la etapa reina

Insulso partido en el Pizjuán a pesar de que se trataba de un choque crucial para el posicionamiento en puestos de Champions League. El Sevilla estuvo ramplón, previsible y lento, y apenas creó peligro ante un Atlético que parece haber perdido la efervescencia del efecto Abel. Forlán falló a puerta vacía en el primer tiempo y Agüero estrenó paternidad en el segundo, pero la jugada decisiva llevó la firma de Navas, que deja a los de Abel muy tocados tras su primer partido de la 'etapa reina'.

Actualizado a
<strong>DECISIVO.</strong> Navas marcó el gol que decidió un partido que apuntala las opciones Champions del Sevilla.
DECISIVO. Navas marcó el gol que decidió un partido que apuntala las opciones Champions del Sevilla.EP

Mucho en juego en el Pizjuán en un partido de esos que tienen un valor incalculable por los puntos y por su significado. Para el Sevilla, cuya misión es manejar su tercer puesto que le hace líder de la Liga que se juega por detrás de la guerra Barcelona-Madrid, y sobre todo para el Atlético, que llegaba al Pizjuán, donde sólo había ganado en una de sus once últimas visitas, a cinco puntos de los de Jiménez y con el efecto Abel sometido a juicio tras la alegría de Huelva y la ducha fría ante el Getafe.

Mucho en juego, por lo tanto, y todos lo sabían. Por eso el partido comenzó perro, con poco fútbol, brusco y atascado. Por eso y porque a los tres minutos Perea y Romaric chocaron en el aire cabeza con cabeza para propiciar el susto de la noche. Ambos se tuvieron que ir al vestuario. El sevillista con una brecha que no dejaba de sangrar; El colombiano del Atlético con un traumatismo que le dejó inconsciente hasta su retirada del campo. Por suerte, sólo fue un susto que pudo ser drama y, en shock, los dos equipos se dieron unos minutos de tregua, en los que el Sevilla manejó el balón con demasiado aplomo, con el principio de aluminosis que ha atacado a su zona de creación en muchas fases de la temporada, sin el compás de Poulsen, la energía de Keita y el caos creador de Alves. ¿Cualquier tiempo pasado fue mejor?

Así las cosas, pasó muy desapercibida la apuesta de Jiménez por el joven Perotti y, otra vez, el Sevilla apenas aprovechó la velocidad en bandas de Navas y Capel, recuperado para el partido por la lesión de Romaric. El Sevilla fue un panzer lento y previsible, una versión que muchas veces le sirve para ganar por desgaste, con destellos de Renato o la pólvora de Kanoute, al que sus compañeros buscaban una y otra vez con balones largos para aprovechar su anonadante capacidad para crear juego, para sí mismo y para quien le acompañe en segunda jugada. Pero ocasiones, lo que se dice ocasiones, apenas tuvo el Sevilla a balón parado, donde aprovechó el tembleque de la defensa colchonera que le concedió remates casi en cada balón aéreo. Un lunar para un Atlético más sereno atrás y más recogido gracias a detalles como la presencia de Antonio López como interior zurdo, una bendición en las ayudas para el inestable Pernía.

El Atlético, mientras, supo domar un partido de juego brusco y lento y reconducirlo hacia la portería de Palop para, en la franja central del primer tiempo, dejar sus mejores minutos. Sin alardes pero que debieron ser suficiente para darle el mando del partido. Con un centro del campo más poblado ante la suplencia de 'papá' Agüero, Abel lanzó a Simao a la derecha, variante que nunca probó Aguirre y que creó problemas al Sevilla, desprotegido a la espalda de Adriano. Así llegó la gran ocasión rojiblanca: Raúl García habilitó a Simao que penetró en el área y sirvió el gol en bandeja a Forlán, que remató al larguero en boca de gol y sin oposición. Hasta el mejor escribano echa un borrón. Maniche probó a Palop desde la frontal para cerrar los minutos de dominio del Atlético, que pidió el descanso temblando ante la insistencia aérea del Sevilla, canalizada especialmente en un buen remate de Fazio.

Un gol que vale su peso en oro

En el descanso, Abel apostó por Maxi en lugar de Pernía. El cambio, que aparenta voracidad ofensiva, no resultaba en ninguna variación significativa motivó simplemente la mudanza de Antonio López al lateral. Jiménez, poco después, cambió juventud por juventud: Acosta por Perotti. Agüero, el gran factor que podía transformar el partido, seguía en el banquillo con la resaca de la paternidad. cuando saltó a calentar, hacia el ecuador del segundo acto, el partido seguía siendo plano, aburrido, insustancial, sin apenas llegadas desde la reanudación, espeso y previsible el Sevilla y acomodado y limitado el Atlético.

Con 20 minutos por jugar, Maniche dejó su lugar a Agüero. El Atlético, con Forlán desconectado del balón y Simao como un naúfrago en la zona de tres cuartos, ya tenía a su baza principal en el campo aún a costa de volver a esa especie de 4-2-4 que le ha dado algunas alegrías y demasiados disgustos a lo largo de la temporada. Nada más pisar el campo, el Kun se sacó una asistencia genial a Maxi que obligó a una buena intervención de Palop. El Sevilla seguía impasible, pendiente, por confianza o por pura limitación, de la acción aislada, que suele llevar la firma de Kanoute.

Y esa acción llegó pero no con la firma del marfileño. Sobre el tiempo reglamentario, Navas batió con clase a Leo Franco en un mano a mano habilitado por un Fazio que va olvidando sus tiempos de central y cuajando en un muy interesante centrocampista defensiva. El gol evitó el combate nulo y el reparto de puntos que habían merecido ambos equipos por su racanería, por no estar a la altura de un partido que se adivinaba decisivo y que apenas tuvo vida, ni fútbol ni chispa. Pero los resultados lo curan todo y el Pizjuán terminó entregado a un equipo resultadista pero, al fin y al cabo, implacable en su caza de los puestos Champions. El borroso retrato del Atlético es totalmente opuesto. Con el efecto Abel en vías de extinción y Huelva cada vez más como un espejismo, el Sevilla queda ya a ocho puntos que son nueve con el goal-average. El gol de Navas valió su peso en oro y castigó al Atlético que puede lamentarse de su suerte o asumir que ahora dista mucho de poder, por fútbol y actitud, asaltar a dentelladas los puestos de Liga de Campeones.