El Celta rozó el ridículo en la primera parte y no demostró ser un aspirante al ascenso. El equipo gallego regaló la primera media hora de juego, estuvo a merced de su rival durante varias fases del choque y se encomendó a las individualidades de sus atacantes para intentar superar a la defensa vasca. El Eibar se presentó en Balaídos con la lección bien aprendida. A los pupilos de Carlos Pouso le bastó con ahogar a los celestes en el centro del campo para desdibujar a un Celta al que el balón le quemaba en los pies.
El primer aviso serio del Eibar llegó a los catorce minutos de juego con un remate de Codina que se marchó ligeramente desviado. El Celta estaba fuera del partido y el patadón se convirtió en su único recurso. Precisamente, de un despeje defensivo en largo llegó la primera oportunidad celeste con una vaselina de David Rodríguez que envió Zigor, con problemas, a córner. Pero el equipo de Pepe Murcia no daba síntomas de recuperación. Los celestes siguieron desaparecidos y el Eibar, con un remate de Larrazabal a la red lateral, arrancó los primeros silbidos de las gradas.
Al técnico del Celta tampoco le estaba gustando el juego de su equipo y no tardó en reaccionar. Retiró del campo a Rosada y metió a Roberto Trashorras, un jugador más ofensivo que el argentino. Con la entrada del mediocentro gallego, los celestes ganaron en posesión de balón y empezar a pisar el área visitante. En los últimos instantes del primer tiempo, el choque se convirtió en un correcalles. En el minuto 38 Biel Medina enmudeció Balaídos con un cabezazo.
La respuesta celeste llegó con una genialidad de Dani Abalo, pero de nuevo Zigor salvó a su equipo al evitar el remate del argelino Ghilas. Un minuto después el visitante Carmelo volvió a avisar, aunque la última oportunidad antes del descanso fue para el Celta, pero el remate de Ghilas, después de una buena asistencia de Dinei, se marchó fuera. Aunque la falta de acierto condenó al conjunto vasco en los primeros 45 minutos, a los dos minutos de la reanudación, el Eibar encontró el premio a su trabajo con un golazo del atacante Carlier.
El gol visitante despertó al Celta, que poco después se encontró con un riguroso penalti a favor. Los problemas del pasado se volvieron a vivir entre Ghilas, David y Trashorras para lanzar el penalti, aunque, a diferencia del día contra el Castellón, esta vez el argelino asumió la responsabilidad. Su remate lo desvió Zigor, y Trashorras ni miró a su compañero. El gol fue un duro mazazo para los vigueses. El Celta dominaba pero no creaba peligro, por lo que el Eibar, que ya había renunciado al ataque, no sufría demasiado para conservar una ventaja que, en el minuto 72, ampliaría gracias a una espectacular volea de Sutil. Con el partido sentenciado, y con un amplio sector de Balaídos pidiendo la dimisión del técnico Pepe Murcia, a falta de dos minutos para el final David Rodríguez consiguió el tanto de la honra para los gallegos.
