Menuda situación tienen en el vestuario.

Difícil y complicada, pero no imposible de remediar.

¿Cómo ve al equipo?

Muy metido. Todos los jugadores peleamos por el mismo motivo. Nos esforzamos por conseguir buenos resultados. Sabemos que no podemos bajar la cabeza y que hasta el final tendremos posibilidades.

Parece que usted destaca más su juego cuando se enfrenta a los equipos grandes.

Siempre me gusta tener el balón cerca, que ruede próximo a mi bota derecha. El míster me da confianza para hacerlo, los compañeros lo entienden y trato de aportar lo mejor para que las cosas acaben saliendo lo mejor posible.

Usted explicó un día que era atleta de Cristo (en Brasil, atleta es futbolista).

Sí.

¿Reza mucho?

Sí.

¿Y qué le pide?

Que nos cuide a todos y que ayude al equipo a salir adelante.

¿Y confía en ello?

Hasta el punto de que Dios te puede ayudar a lograr un gol.

Algo que se le resiste en el Espanyol.

Pero que pronto llegará.

¿Es cierto que hay mal ambiente en el vestuario?

Leyendas urbanas, no lo dude.

¿Y por qué se dice tanto?

No lo sé. Puede haber problemas, como en cualquier colectivo, pero ni mucho menos todo lo que se comenta. Sabemos que nos jugamos mucho y que no podemos fallar.

¿Quiénes son los líderes?

Los capitanes, y Rufete y Moisés Hurtado. Rufo es una persona muy inteligente, que siente pasión por el fútbol y eso nos encanta a todos. Es un líder natural, como Moi. Él también aporta cosas positivas y son de lo más destacado del vestuario en ese sentido.

Usted vivió dos descensos con el Celta y Alavés. ¿El ambiente que se respiraba entonces se parece al actual?

No, el de aquí es mucho mejor, más sano. Como dije antes el equipo está más metido.

¿Cómo ve el partido de este sábado?

Conseguir los tres puntos nos daría una moral impresionante para salir del pozo; a todos, lo que más nos duele, es vernos últimos en la tabla. El Barça tiene sus intenciones, pero nosotros la necesidad de vencer y eso nos hace más fuertes.

¿Son vencibles?

Claro, aunque es complicadísimo, pero crea que podemos sorprender a muchísima gente. Aún tenemos que decir muchísimas cosas.