Lanzados a Primera

Tuvo que emplearse a fondo el Tenerife para resolver una contienda que pareció intrincada al inicio pero que explotó en fiesta al final. Resulta que fue el Elche uno de los mejores equipos que ha pasado por el Heliodoro y la consecuencia de su resistencia devino ayer en un partido trepidante, espectacular. Ganarlo con grandes dosis de sufrimiento dispara a los blanquiazules en la clasificación, al tiempo que su gran imagen puede ser buen bálsamo para los levantinos en su pugna particular por huir del descenso.

A partir de este domingo ya se sabe en el estadio del Tenerife que la entrada al campo garantiza no sólo ver un partidazo sino también una extraordinaria experiencia vital en las gradas. Ver casi a 20.000 espectadores entregados sería inaudito si no llevara repitiéndose por tres veces seguidas, pero es que además el espectáculo que montan en el Heliodoro es colosal, digno de Primera. Las causas del triunfo local ante el Elche hay que empezar a buscarlas ahí, en la sinergia equipo-afición y en la insaciable lucha de los jugadores por corresponder a sus fieles. En fútbol la fe también cuenta, y de demostrarlo se encargó ayer otra vez el Tenerife.

Había comparecido su adversario con una puesta en escena impecable. Unidas sus líneas, fueron pocas las fisuras que hallaron los blanquiazules en un Elche compacto y comprometido. Estuvo afinadísimo el conjunto de Barragán y más todavía el que fue su estilete, un Santos envalentonado y con ganas de replicar a los pitos con un partido de postín. Enfrente, un Tenerife con más corazón que cabeza volvía a estrellarse en su ansiedad proverbial en este partido que requería mesura. A pesar de las prisas, sin embargo, fue el cuadro isleño el que consiguió adelantarse.

Una jugada de laboratorio que ya funcionó ante el Éibar sirvió a Luna para otorgar a los suyos el primer gol de una tarde sin tregua en la que apareció él donde hace siete días lo hizo Sicilia. Tuvo Juanlu el segundo a continuación, pero empaló fuera el balón que caminaba hacia el 2-0. La reacción del Elche la reservaron los franjiverdes para la segunda parte. Fueron sus inicios de la reanudación los más lustrosos. Todo coraje, el equipo visitante firmó un fútbol esplendoroso y así consiguió empatar el partido y luego remontarlo. Buena cuota de mérito la tuvo Santos, quien empezó de delantero y acabó de interior, exhibiendo todo el repertorio que no se le vio en el Tenerife. Pudo pensarse que agonizaría entonces el equipo local y con él se detendría la incesante euforia. No fue así. Emergió el público como nunca y apareció Nino para reavivar el corazón de un equipo que se puso a cien cuando Ricardo completó la faena. A este paso, a este Heliodoro lleno volverá la púrpura de la élite y el oro de Primera. Al tiempo.