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Liga Adelante | Éibar 2 - Huesca 0

Dos martillazos del Éibar matan a un pálido Huesca

El árbitro barrió para casa con un penalti y una expulsión.

Jorge Solans
Actualizado a
<b>EL 1-0. </b>Biel Medina, con el 15 a la derecha de la imagen, cabecea cruzado en el corazón del área tras escapar de Helguera.
EL 1-0. Biel Medina, con el 15 a la derecha de la imagen, cabecea cruzado en el corazón del área tras escapar de Helguera.

El Éibar no sabe lo que es la poesía ni inquietud tiene por conocerla. No le gusta el tacto de los libros ni el olor de las flores, prefiere el barro y la sangre. Vive cómodo vestido con el mono industrial y el martillo colgando del cinturón. La figura de Biel Medina, tipo recio y barbado, resume bien el espíritu. El central compuso un partido como habría pensado en sus sueños más fieros, porque ni Rubén ni mucho menos Roberto pudieron brillar en Ipurúa y porque abrió el marcador con un señor cabezazo. La zurda de Sutil hizo honor a su dueño y largó una falta desde la izquierda al corazón del área, donde sólo los mejores porteros saben salir. Biel Medina rugió, corrió y saltó. Helguera siguió a su sombra y Eduardo apenas se estiró. Un día más le tocaba remontar al Huesca. En el inhóspito Ipurúa y ante un Éibar bufando.

El panorama estaba gris, no sólo por el gol sino también porque el Huesca había amanecido pálido, parecía sin fuerzas ni ambiciones. Como un jubilado recién levantado de la siesta. Sin embargo, el 1-0 desperezó algo al equipo. Sastre ganó presencia y se asoció con Jonan, quien abandonó la banda para participar en el juego. Queda la duda de si fue un acierto o un error porque el campo se hizo un embudo y en él Alaña y Biel Medina, más la ayuda puntual de los laterales y de Larrazabal, lo tragaban todo. Jokin quería dar velocidad por la derecha, pero todos los carriles tenían tráfico. Rubén había sembrado el miedo en las gradas con una preciosa volea que silbó el larguero, mientras Roberto vivía en fuera de juego. O eso decía el línea, con el gatillo suelto.

Cuando el Huesca veía algo de luz, un pelotazo al área emparejó a Camacho con Arruabarrena, que sintió calor humano, se arrimó y cayó largo. Afonso Suárez, cuyo oftalmólogo está en paradero desconocido según dicen, vio penalti. Y Arruabarrena, hombre de pocos dilemas, lo lanzó al medio. Con el golpe del 2-0 vino el descanso y, a continuación, un Huesca de mayor ritmo y conexiones, con Jose poniendo chispa y asociándose con Sastre y Jonan. Pero pronto Camacho, que llevaba amarilla por el penalti, bajó a un rival al césped y se ganó la roja. Salió Nico Medina para moverse mucho y dejar detalles, pero el Éibar ya tenía el partido donde había soñado. En su cinturón.

Pouso: "Jugamos peor que otras veces"

"No sacamos pecho por esta victoria, debemos seguir trabajando para conseguir la salvación. El camino es muy largo y sólo nos permitimos relajación hasta mañana (por hoy). El Éibar somos un equipo que siempre estamos intensos, pero a menudo eso no nos sirve. Esta vez, sin embargo, jugamos peor que otros partidos y ganamos. Tuvimos la suerte que nos faltó muchas veces y también supimos trabajar duro para frenar el buen juego del Huesca".

Calderón: "El penalti sólo lo vio el árbitro"

"El partido estaba igualado cuando el segundo gol les dio mucha confianza. El Éibar salió muy enchufado, lo esperábamos, pero tampoco tiraron a portería hasta la jugada del gol. Y luego encontraron un penalti que sólo vio el árbitro y que te deja con cara de tonto. Vieron que era su día y no nos dejaron jugar. Es curioso que viéramos tantas tarjetas nosotros que no somos muy agresivos. Defendieron muy bien en un campo pequeño y blando, no fue fácil".