NewslettersRegístrateAPP
españaESPAÑAchileCHILEcolombiaCOLOMBIAusaUSAméxicoMÉXICOusa latinoUSA LATINOaméricaAMÉRICA

Liga Adelante | Levante

"Muchos me dijeron que no viniera"

Luis García pasa revista a la actualidad del Levante con el relevo de poder en la entidad y el buen momento que atraviesa el equipo. Pasó momentos difíciles, pero ahora sonríe y confía en volver a enganchar a la afición.

Víctor López
Luis García compartió una agradable velada en Brassa de Mar.
alberto iranzo

Mucho ha cambiado el panorama desde que desembarcó en Orriols el pasado verano. Llegó con la ilusión de un niño para hacerse cargo de un equipo roto, que poco a poco ha ido cogiendo forma hasta pelear de tú a tú con los más grandes de la categoría. Ahora, esa ilusión sigue intacta, incluso puede haber aumentado atendiendo al buen momento que atraviesan. Aún así, cuida mucho sus palabras a la hora de hablar de un ascenso: "Ahora mismo el jugador del Levante se siente capaz de competir con cualquiera. Ojalá nos quedasen cinco jornadas, pero no sé dónde podemos llegar. Teníamos que demostrar que podíamos luchar contra el que fuera y encima no tenemos la obligación ni la presión de equipos como Hércules, Tenerife o Zaragoza".

Le está tocando vivir el arranque de una nueva era en el Levante, un relevo de poder que él mismo confía en que vuelva a ilusionar a la gente. "Hay que tener en cuenta lo que ha sufrido esta afición, con los palos que le han dado últimamente que si huelgas, compra de partidos... Estamos contentos con los que vienen a apoyarnos pero esperamos que la ciudad se vuelque más. La gente tiene razones de sobra para engancharse a este Levante. Damos todo en el campo y eso llena de orgullo al aficionado". La recuperación y el saneamiento de la entidad, que cuenta ya los días para celebrar su centenario, está ahora en manos de unos nuevos inversores que, por el momento, transmiten buenas sensanciones al dueño absoluto del vestuario. "Son gente que no saben demasiado de fútbol, pero han cambiado su discurso desde que entraron y son capaces de volver a ilusionar al levantinismo porque son los primeros que piensan y quieren volver a ser un club importante", afirmó en la agradable velada del Tridente en Brassa de Mar.

Ahora, el equipo está a sólo dos puntos del ascenso y todo parece de color de rosa, pero sólo él sabe lo que le ha costado lograr lo que se podría incluso denominar 'milagro'. "Conocía al Levante de antes y veía la situación rocambolesca que vivían. Desde fuera daba mucha pena y te da que pensar. Mucha gente me aconsejó que no viniera y fueron momentos muy difíciles antes de tomar la decisión", pero ahora se siente orgulloso, incluso se permite sacar pecho: "No puedes ser un buen entrenador sin llegar al corazón del futbolista, si no consigues que crean en ti. Pero tampoco si no sacas el máximo rendimiento de ellos sobre el campo, por eso hay que encontrar un equilibrio. Pienso que una de mis virtudes es saber llegar al grupo y eso no está en los libros ni se enseña en los cursos. Uno de mis principios es no engañar al jugador, siempre ir de cara y así te ganas el respeto, con tu propia actitud, que vean que tú eres el primero en cumplir lo que exiges".

A pesar de su corta edad, ya son ocho años en los banquillos: "El salto lo doy en Altea. Considero que todo ha ido un poco rápido. Con 36 años ya he entrenado dos equipos en Segunda y prácticamente allá donde he estado he conseguido grandes logros. Quizá cuando me fui a Elche era demasiado precipitado, pero de esas cosas también se aprende y la persona se va curtiendo". El madrileño reconoce que "desde que era un chaval he entrenado equipos de niños. Siempre he tenido ese gusanillo dentro, con todo lo que conlleva e incluso siendo jugador tenía madera de ordenar y mandar a mis compañeros". Y eso que, al contrario de algunos de sus colegas, no llegó a hacerse un nombre como futbolista. "Es un mito que por haber sido jugador seas mejor entrenador. Luego todo va en función de la persona y los valores que tenga. Haber vivido el fútbol desde dentro del campo te puede ayudar, pero luego hay otras muchas cosas. Pero yo ahora me siento un privilegiado de enfrentarme a Marcelino, Clemente, Abel...".

Y es que vistiendo de corto su carrera se vio truncada por las lesiones muy pronto, aunque no se le hace la boca pequeña cuando afirma rotundamente que "las personas juegan donde el nivel les da. Luego algunas tienen un poco de suerte y llegan a estar por encima de su nivel". El propio Luis nos relata sus inicios en el fútbol: "Entro en infantiles en el Atleti y voy subiendo hasta el B, donde estoy tres años. Llego a ir citado con el primer equipo, pero no debuté. Luego pasé por equipos como Alcalá o Benidorm, pero entonces mis problemas con las lesiones me llevan a valorar otras cosas y a los 28 años decido ser entrenador".

Como el buen apasionado del fútbol que es, no se esconde a la hora de hablar de sus referentes y confiesa que "Antonio López me marcó en mis inicios, pero sin duda alguna el espejo donde mirarse siempre ha sido Rafa Benítez. Es el mejor exponente de sacarle rendimiento a un grupo. Ahora mismo es el mejor de Europa". Y como cualquier persona tiene sus metas personales y sueños: "Desde el principio la ilusión es llegar a Primera y si me hablas de un sentimiento está claro que el Atleti sería un sueño hecho realidad", pero cuidado, Luis García no es propenso a hacerse castillos en el aire y admite que "siempre se habla de Champions y Ligas, pero a veces mantener un equipo en una categoría es igual de importante e incluso sabe mejor".

Para llegar a donde está ha pasado por varios clubes, pero sin ninguna duda el que más le marcó es el Villarreal, del que dice que "te das cuenta desde el principio que no es el Barça ni el Madrid, pero que está perfectamente estructurado y que cortan a todos al mismo nivel. Su estilo me impresionó y es que allí mandan pocos y eso es muy bueno". En el Submarino logró algo histórico con el filial, llegó a los 100 puntos en Liga y ahora mira su marcha desde lejos con recelo y admiración. "Alguna vez he pensado que hice mal en salir de Vila-real, pero porque en Elche no me dejaron ser fiel a mi estilo. Yo me sentía muy valorado allí, pero también veía que es muy difícil quitar a Manuel (Pellegrini) de arriba".

Pero ahora se debe a unos colores, que como él mismo reconoce, "me gustaría que fuese por mucho tiempo porque veo que éste es un club de futuro y que, a no más tardar, en dos o tres años debe volver a Primera y para quedarse". Para ello cuenta con "un vestuario que es el mejor valor que tenemos. Se ha hecho un grupo que se ha sabido sobreponer a muchas adversidades y es muy bonito vivir el día a día con ellos". Pero sobre todos está destacando uno, el goleador, el capitán: Álex Geijo, por el que el técnico reconoce que "haré todo lo posible para retenerlo en mi equipo".

La velada toca su fin. El míster como optimista que es piensa que "mi mejor momento está por llegar", al tiempo que reconoce que "el peor fue mi destitución en Elche, aunque contradictoriamente se dio un hecho que me llenó de orgullo cuando los jugadores me despidieron con un aplauso". Ahora sueña con un ascenso de granota y promete "hacer algo gordo cuando se produzca". Esperemos que sea lo más pronto posible.