José Mari y Campano, juntos 13 años después

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José Mari y Campano, juntos 13 años después

José Mari y Campano, juntos 13 años después

xavi jurio

Se criaron en el Sevilla. "Queremos jugar en Primera con el Nàstic"

El debut de José Mari Romero (10 de diciembre de 1978) en Primera fue fulgurante. Con apenas 19 años, el delantero andaluz se convirtió en la perla del Sevilla (21 partidos, siete goles), aunque la carrera en su equipo del alma le duró sólo cinco meses. Llegó Jesús Gil y se lo llevó al Atlético de Madrid. José Mari dejó atrás a su familia, compañeros, recuerdos y, también, a Alejandro Campano, el amigo con el que entró a los 11 años en la cantera de Nervión. "Siempre jugamos juntos. No sólo en las categorías inferiores del Sevilla, sino también en la Selección", recuerda el nuevo fichaje del Nàstic. "Nunca perdimos la amistad. Lo que más recuerdo eran los derbis con el Betis. No he vivido nada igual. Durante la semana, los campos de entrenamiento se llenaban para recordarnos que había que ganar al rival... ¡y eso que éramos infantiles o cadetes!", añora Campano.

¿Cómo es posible que un jugador criado en el Sevilla acabe jugando en el Betis? "No lo sé -dice Campano- a mi no me lo han propuesto. Que lo explique mejor José Mari", dice entre risas. "Está claro que de pequeño piensas otras cosas, pero en el fútbol nunca se sabe. Decidí volver a casa y la única opción era el Betis. Pero no salió como esperaba", dijo.

Del Milán al Nàstic. La vida de Campano transcurrió en Mallorca, donde jugó cinco temporadas, y la de José Mari fue más nómada. Después del Atlético ("fue como mi familia"), al delantero le llegó el Milán: "Tuve mala suerte con las lesiones. Me operaron del pubis y me rompí la rodilla. Jugué con Schevchenko, Boban, Leonardo... y Maldini. Es un símbolo, un caballero y un compañero ejemplar. Me trataron muy bien en Milán".

Después de codearse en el Calcio (52 partidos y 5 goles), le llegó el equipo de su carrera: el Villarreal. "Mi familia estuvo encantada y pasé los mejores cuatro años. Vi crecer el club y vibrar a una ciudad tan pequeña como Villarreal. Fue una pena cuando me tuve que marchar".

Dos años después, le llegó el Nàstic. Su amigo Campano tuvo mucho que ver en el fichaje: "Es una alegría enorme volver a jugar con él. Lo llamé cuando se estaba negociando todo y le dije que el Nàstic era un buen sitio", asegura el capitán. "Jugadores como Campano, Redondo o el segundo técnico Quique Latasa fue un aliciente más. Mi familia está de momento encantada", dijo José Mari, que todavía sigue buscando casa.

"He visto ya las dos caras del Nàstic. El día del Eibar, genial; ante el Huesca fue el lado malo", dijo el ex milanista. Para este año, ambos piden el mismo deseo: "Jugar juntos en Primera". Su sueño se puede cumplir 13 años después.