Empate a errores en el Coliseum

Ya lo decía Gavilán durante la semana: "A un herido hay que matarlo". Las palabras del zurdo sonaron a declaración de intenciones, pero en eso se quedaron. El Espanyol llegó muy mentalizado al Coliseum, se puso la armadura, amortiguó los golpes y consiguió salir vivo de un partido en que los pericos jugaron con uno menos por expulsión de Torrejón. El Getafe mereció más, buscó el gol de la victoria una y otra vez, pero Uche y Albín no supieron asestar el golpe definitivo a los blanquiazules. Los azulones se asientan en media tabla, sin saber si mirar hacia arriba o hacia abajo, mientras que el Espanyol de Pochettino acumula ya trece jornada sin vencer y, pese a la mejoría de su juego, sigue hundido en los puestos calientes de la clasificación.

El balón echó a rodar en el Coliseum con goleadas a los pericos en la mente de los aficionados locales y sin novedades significativas en ambas alineaciones. Víctor salió con el equipo de las últimas semanas, apuntalado con los regresos de Cortés y Gavilán tras sus respectivas lesiones. Las bajas de Kameni, Pareja y Ángel obligaron a Pochettino a cambiar el look de su Espanyol, otorgando las riendas del lateral a David García y haciendo debutar al nuevo refuerzo invernal, Iván Alonso. El ex del Murcia apenas tardó siete minutos en demostrar su olfato goleador. Eso sí, para ello contó con la inestimable colaboración del meta Jacobo cuyo errático despeje se convirtió en una perfecta asistencia para el delantero uruguayo. A penas veinte minutos más tarde, Cristian Álvarez debió apiadarse de su compañero de portería y decidió emularle con una salida en falso que dejó el balón muerto dentro del área chica para que Soldado, el más listo de la clase, empujase el balón, devolviese la igualdad al marcador y lograse su séptimo gol en lo que va de Liga.

El gol del empate no alteró el guión del partido. Los azulones siguieron imponiendo su ritmo, dominando en medio campo y aprovechando la movilidad de Uche y Soldado para asediar la portería de Cristian. El Getafe comienza a recuperar las sensaciones de ejercicios pasados. Ha costado su tiempo. Pero una vez que Polanski se ha consolidado en el medio centro y Casquero ha recobrado la libertad para construir y asociarse con sus compañeros, el equipo cuenta con más argumentos para contentar a su afición. Al dominio local contribuyó un atemorizado Espanyol, más concentrado en arropar a su guardameta y mantener el orden que de buscar los tres puntos para salir de los puestos de descenso. El mensaje de Pochettino empieza a calar en su plantilla, que parece haber entendido que para salir del pozo hay que ponerse el mono de trabajo, por lo menos hasta que regresen a su nivel De la Peña y Raúl Tamudo.

Dejando a un lado los errores, las ocasiones más claras llegaron mediada la primera mitad con un peligroso disparo de Esteban Granero, que Cristian despejó a corner. En los últimos instantes el Getafe inclinó el campo y a punto estuvo de irse con ventaja al descanso gracias a un potente disparo de Casquero y un cabezazo de Ibrahim Kas a la salida de un corner.

El Espanyol sobrevive al asedio

Tras la reanudación, Pochettino decidió mover el banquillo retirando a Coro y Román para dar entrada a Chica y De la Peña. Los cambios mejoraron la imagen y apunto estuvieron de cambiar el signo del partido cuando 'Lo pelat' sacó la escuadra y el cartabón para poner un certero pase en los pies de un desacertado Luis García, que no supo aprovechar la ocasión. La mejoría del Espanyol duró lo que tardó Torrejón en cazar por detrás a Roberto Soldado. Teixeira Vitienes, demasiado riguroso, no lo dudó y mandó a la caseta al defensa perico. A partir de ahí el encuentro se convirtió en un monólogo azulón que se volcó sobre la portería visitante y maniató a un Espanyol encerrado atrás y encomendado a la magia de De la Peña para sorprender al contragolpe.

Víctor dio entrada a Albín por Gavilán y el uruguayo tuvo la victoria en sus botas con un terrible zurdazo que permitió a Cristian enmendar su error inicial. El nigeriano Uche, más incisivo que acertado, pudo desnivelar la balanza con una impresionante chilena y un cabezazo dentro del área, pero el guión ya estaba escrito y el marcador no se movió. El Espanyol aprendió a sufrir y amarró un punto que puede saber más en las formas, que en el fondo, pues podría acabar la jornada acompañando al Mallorca en el farolillo rojo.