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Liga BBVA | Valencia

"Me sigue faltando ganar la Champions con el Valencia"

David albelda pasa revista a su dilatada etapa en el Valencia. Aunque quiere estar en un segundo plano, su trayectoria le coloca como el mayor referente de un club del que es santo y seña, le pese a quien le pese.

Miguel Á. Vara
Albelda.

Cuando entra y ve su fotografía corriendo con el brazalete y una senyera de fondo se le ilumina la cara. Cuesta creer que alguien dude de su valencianismo y nadie apostaría a que le han pitado en Mestalla. Pero la historia reciente manchó una trayectoria impoluta de alguien que iba para mito y que ahora se esfuerza por recuperar ese rol. David Albelda se sienta a la mesa de Brassa de Mar y arranca su historia con otra demostración de fidelidad: "Cuando me fui al Alzira me apunté a la Peña valencianista de allí y venía a Mestalla, pagaba 1.500 pesetas por las entradas medias, que les llamaban, nos poníamos arriba, donde las banderas, sectores 27 y 28. Mi familia era humilde y no podíamos sacarnos el pase, pero venía siempre que podía, recuerdo ver el primer partido al Zaragoza de Paquete Higuera, Vizcaíno...". Antes, arrancó como futbolista en el equipo de su pueblo, "me ponía la camiseta de la Senyera, la de lana, que daba un calor... y todas las Navidades mis padres me compraban un balón que es lo único que yo les pedía". ¿Valencianista?

El ex capitán mamó fútbol desde muy pequeño: "Con seis años iba a ver jugar a mi hermano mayor y con 12 me metí en la escuela de La Pobla. A los 15 fui al Alzira, tenía que ir en tren a entrenarme y empecé a ir a la Selección Valenciana y fue cuando me vio el Valencia y me llevó al Juvenil C, sin nada que negociar. Entonces ni tenía representante ni nada parecido, no como ahora que desde pequeños los chavales los tienen. Nos recogía un taxi contratado por el club a tres jugadores de la zona y nos llevaba tres días de la semana a Paterna a entrenarnos". De su entrada en la disciplina ché, el valenciano recuerda que "de aquel Juvenil C el único que llegó fue Farinós y poco a poco fui subiendo equipos, sin darme mucha cuenta y sin darle tanta importancia como ahora, porque no tenía repercusión". Llegó el momento de ejercitarse con el primer equipo y recuerda el momento: "Ahí estaban algunos que habían sido mis ídolos, recuerdo a Penev, Salenko y sobre todo a Camarasa, me daba vergüenza pedirle un autógrafo, pasó de ser mi ídolo a mi compañero. También me encantaban antes Fernando y Roberto".

En cuanto a los técnicos, destaca el dato de "haber tenido a Javier Subirats en el Juvenil C, luego fuimos al Villarreal en Segunda y otra vez lo tuve ya como secretario técnico del Valencia". En esos años mezclaba su vocación futbolística con el aficionado que llevaba dentro y lamenta "la final del Bernabéu que perdimos. El Valencia entonces no aspiraba a títulos y lo sufrí bastante. También recuerdo la remontada final con Luis Aragonés que dejó al equipo subcampeón, con opciones hasta el último partido". Con ese bagaje, oír que alguien dude de su sentimiento ché no es plato de buen gusto: "Ya no me fastidia porque yo sé bien lo que soy. Es difícil controlar la opinión de miles de personas, cada uno ficharía a unos jugadores, sacaría una alineación, haría unos cambios... es imposible que todos tengan una misma opinión sobre algo. El Valencia es un sentimiento y eso te hace confundir la realidad porque hay gente más visceral y otros más reflexivos".

El juicio.

Si alguien arrojó sombras sobre él fue por culpa de la decisión de Soler y Koeman de apartarle del equipo "sin ninguna razón, de verdad. Me hubiera gustado que hubieran salido a decir el motivo, la gente me lo pregunta y no lo sé, sigo sin saberlo. Cañizares, Angulo y yo no tenemos nada en común para que haya un motivo para apartar a los tres". Aquello derivó en un juicio de Albelda contra Juan Soler, "que no contra el Valencia sino contra los dirigentes que en ese momento estaban. Lo he dicho tantas veces que está muy claro, el que no lo quiera ver ya es por otros motivos malintencionados. ¿Si volvería a ir a juicio? No, pero en ese momento la situación me sobrepasó. En tres días pasé de jugar contra el Barça a estar fuera, sin pasos previos, fue algo agresivo y reaccioné así". Sin duda todo aquello es la mancha de su etapa como valencianista, donde lo más destacado ha sido "cada título, pero especialmente el primero que es el que más contento te deja". De Soler, ni rastro: "No tengo recuerdos de él, yo no vivo del rencor, vivo del presente".

Pero sumando, ha habido mucho más dulce que amargo y lo sigue habiendo pues recuerda que "tengo 31 años, una edad perfecta para jugar al fútbol. He pasado momentos insufribles, pero me quedo con que estoy donde quiero, haciendo lo que siempre quise: jugar en el Valencia". Y ahí arranca la reflexión de una valencianista de pura cepa al que a poco que la conversación derive hacia ahí le sale la vena ché: "Para mí jugar en el Valencia, haber sido el capitán es un privilegio porque nunca me robarán mi sentimiento valencianista". Y dentro de ese estado de agradecimiento, destaca "el haber podido participar en la mejor época del Valencia, es un privilegio y ojalá nos superen en el futuro los Albiol, Silva... que son gente joven, con todo el futuro por delante y condiciones de sobra para poder hacerlo". En ese repaso a su carrera, a David aún le quedan metas por superar: "Me sigue faltando ganar una Champions con el Valencia y me gustaría tener una experiencia en el extranjero, me encantaría en Inglaterra".

Hablar de la Champions es retroceder a aquellas dos finales perdidas en las que Albelda no tuvo el papel protagonista que luego ha desempeñado. "Yo era el jugador número 12, no era titular. Mi mejor momento llegó con Benítez, empecé a sentirme importante y logré la titularidad aunque había llegado De los Santos pagando 2.500 millones de pesetas. Gané en confianza, a base de jugar y de sentirme importante fui sacando mis cualidades". Y llegó el nacimiento del doble pivote Albelda-Baraja, que durante años eran un solo nombre. "Marcamos un antes y un ahora porque seguimos jugando, a los dos nos vino bien encontrar al otro y tanto aquí como en la Selección nos ayudamos, nos complementamos y formamos un buen binomio que tuvo la suerte de ganar títulos". Después, llegó la guerra fría entre ambos a la que Albelda le resta importancia: "Yo soy de aquí, tengo mi vida, mi familia, mis amigos... quiero decir que fuera del lugar de trabajo ya tengo mi vida hecha, mi gente y, como cualquier otra persona, cuando sales de trabajar no te vas por ahí con todos tus compañeros. Se han dicho cosas que no son ciertas, pero uno se cansa de desmentir".

En las últimas fechas, sobre el ex capitán se han vertido, directa e indirectamente, feas acusaciones sin fundamento. "Aunque hay gente que piensa que soy el diablo, yo estoy en segunda fila y mis capitanes son Marchena, Villa, Albiol y Vicente y voy a muerte con ellos. Se dicen tantas tonterías... como que hago las alineaciones, por eso juego de lateral o de central... (se ríe)". La última fue un hipotético altercado después del duelo copero de Sevilla con un compañero: "Nunca, jamás he estado ni cerca de pegarme con un compañero. Con rivales con muchos, pero con compañeros, por favor. Aquí cualquiera te llama ladrón y ahí queda, sin que demuestre nada".

Además de ser un referente del valencianismo, Albelda es un enamorado del fútbol, buen conocedor de otras ligas y con ojo para detectar futbolistas interesantes. "En Inglaterra hay muy buenos futbolistas en mi posición. De los españoles me quedo con Senna y Xabi Alonso. Fue una lástima que Oubiña se lesionara y que Zapater haya bajado a Segunda porque ahí le va a costar más". Pero si hablamos de pivotes defensivos, el centrocampista no tiene dudas: Makelele. "Cuando estaba en el Madrid lo criticaban y, después, han estado buscando uno como él todos estos años y no lo han encontrado, a ver si les sale con Lass. Primero estaba Mauro Silva, luego él y en cambio se hablaba que Vieira era un fenómeno y a Makelele lo criticaban, no lo entendí nunca". En pleno debate sobre la estética y el rendimiento, David explica que "yo siempre tuve claro mi rol si no, no hubiera aguantado tantos años. Si me hubiera puesto a intentar hacer cosas que no sé, no duro una temporada. Como espectador me siento y me gusta ver a Villa y a Silva más que ver a los de mi posición, pero me dan igual las portadas y los galácticos, lo importante es irse tranquilo a casa y yo siempre lo he hecho". A la hora de conformar su equipo ideal, Albelda apuesta por una mezcla que no pinta nada mal: "A nivel de entrenadores es diferente que de aficionados, se busca otra cosa. Si tengo que hacer un equipo me gustaría tener cuatro Villas y cuatro Messis, pero también a cuatro Ayalas atrás, si no, no vas a ningún sitio".

Sobre la situación actual del Valencia, rompió una lanza en favor de Emery. "Aquí se criticó a Ranieri, Cúper, hasta a Benítez, porque se decía que eran barraqueros, que no divertían... ahora es que somos muy ofensivos. Defender y atacar es cosa de todos, no se trata de que los delanteros son muy buenos y los defensas muy malos porque entonces los medios qué somos. No tiene sentido, todos debemos mejorar en lo defensivo y todos es todos y cada uno".

Con casi todo en su palmarés, Albelda reflexiona sobre el futuro: "No me fijo en superar a otros, cada uno aportó en su día para hacer un Valencia mejor y yo sólo quiero ayudar a que el Valencia crezca y dejarlo mejor que cuando entre".

"La economía marca el poder en el fútbol; claro que nos preocupa"

La delicada situación económica del Valencia ha afectado ya a los jugadores, que en teoría deben cobrar sus fichas con retraso entre mañana y pasado. "En el vestuario sabemos lo que leemos o escuchamos, pero claro que es una preocupación pero no por si cobramos o no sino porque el club dejará de ser potente. La economía marca el poder en el fútbol. Mira el Deportivo, que casi ganó la Champions, se llevó una Liga... y lo ha pasado muy mal, peleando por no bajar a Segunda".