Liga BBVA | Atlético
La bronca al palco aceleró una destitución anunciada
Pese a la Champions, Aguirre nunca se ganó al Calderón
Aguirre abandona el Atlético tras haberle dirigido en 131 partidos oficiales con un balance de 61 victorias, 31 empates y 39 derrotas: La última de ellas, ante el Valladolid, fue la que desencadenó un despido que se venía fraguando desde hace mucho, casi desde que llegó al Manzanares hace dos temporadas y media, ya que nunca se ganó a la afición rojiblanca, que le abroncó en diversas ocasiones.
Pero los gritos del domingo pasado fueron diferentes, ya que esta vez la grada se giró hacia el palco, pidiendo la dimisión de Cerezo y Gil Marín. Estos respondieron dándoles la cabeza que tantas veces habían solicitado: la de Aguirre. El mexicano quedará como el entrenador que devolvió al Atlético a la Champions, pero ni su juego ni muchas de sus decisiones convencieron.
La primera temporada fue la más tranquila, con las frecuentes suplencias del recién llegado Agüero como máxima fuente de polémica. Aunque no cumplió el objetivo de la UEFA, al hundirse en la último tramo de Liga y verse superado por el Villarreal, el Atlético decidió apostar por su continuidad y le renovó.
Pero en verano comenzaron a complicarse las cosas. Se fue Torres y se entró a duras penas en la UEFA vía Intertoto. Rozando el cierre del mercado, el Atlético descartó el fichaje de Riquelme y esa decisión persiguió a Aguirre, pese a que no la tomó solo, ya que el equipo sigue echando de menos un futbolista similar.
En esa segunda temporada Aguirre pasó dos momentos críticos. Un bajón invernal dejó al Atleti fuera de Europa, ante el Bolton, y de la Copa, con el Valencia, después de que un enfrentamiento con Maniche acabará con el portugués en el Inter. El juego distaba de ser brillante y la defensa era un coladero, dos constantes que se han mantenido hasta hoy. Tras un repunte, el final de curso volvió a ser horrible, aunque las rentas permitieron entrar en Champions, y tras perder ante el Betis la afición cargó contra el técnico.
Esta temporada todo empeoró: suplencias extrañas de Kun (ante Liverpool y Barcelona), Forlán (en Pamplona) y Simao (en el derbi) en partidos grandes, el olvido de Camacho, el mismo mal juego y, ahora, la racha de derrotas. Estaba sentenciado y la bronca al palco fue la puntilla.