"Ya tengo asumido que vivo la última etapa aquí"

Hace un año hizo la mudanza porque no jugaba. Pero, otra vez en enero, sigue en la misma situación. Corrió el tiempo pero no su rol.

El año pasado había jugado mucho más que ahora. Llevaba ocho partidos y eso que estuve lesionado. Hice lo que el club quería. Y ahora vivo una situación marcada por la falta de oportunidades de nuevo.

¿Se le ha parado el reloj?

Un poco sí. Únicamente jugué en Éibar media parte. Y eso que no me lo esperaba. Hora y media antes del inicio me dijeron que me debía entrar y luego, al ver una amarilla, me tuvieron que cambiar antes de tiempo. Luego me ha tocado esperar siempre. Es lo que debo hacer, seguir trabajando.

¿Cree que se está cometiendo una injusticia con usted?

Depende de cómo se mire. Si jugara yo, seguro que para otro compañero que entrena bien sería una injusticia. Y si miro por mí, seguro que creo que sí es injusto que no tenga minutos. Pero sólo pueden jugar once y lo importante es que, estés en el sitio que estés, has de aportar tu granito de arena en beneficio del colectivo.

La semana pasada decía su compañero Pindado, en estas mismas páginas, que, pese a su falta de protagonismo en los partidos, se siente partícipe de triunfos y derrotas. ¿También es su caso?

Sí. Somos una plantilla y los que juegan tienen que mantener un buen nivel para estar en el campo porque los que nos quedamos fuera no nos relajamos nunca. Eso hace que la Unión Deportiva rinda, que es lo que todos queremos.

En las últimas semanas se habla y mucho de las rotaciones defensivas de Javier Vidales. ¿Se ve con alguna opción de entrar en la rueda?

Somos tres jugadores para un puesto porque creo que Juanpa se merece estar en el once, pues es de los mejores del equipo. Por delante tengo a López Ramos y Samuel. Mi objetivo es que el entrenador cambie la opinión que ha tenido hasta ahora. Sí me veo con opciones, aunque soy realista. Eso no quita que trabaje cada día a tope. Cada vez que me pongo una camiseta con el escudo de Las Palmas, sea en un entrenamiento, en un amistoso o en un partido oficial, supone un orgullo tremendo y sé que detrás tengo un gran club, una gran historia y una gran afición.

¿Es eso lo que le sostiene?

Eso y mi familia y amigos, que siempre me apoyan. También el cariño de los compañeros. Con algunos he compartido muchísimas cosas y me ayudan cuando les necesito.

¿Vidales no le dice nada?

No me tiene que decir nada. Su misión es entrenar y la mía, trabajar. Nunca pido explicaciones. Prefiero hablar en el campo y por eso me entrego al máximo en cada entrenamiento.

¿Ha pensado en irse ya?

Yo quiero jugar y disfrutar del fútbol. Me gustaría hacerlo en la Unión Deportiva, pero, si no puede ser, tampoco me cierro puertas.

¿Tiene ofertas?

Algo hay. Esos temas los dejo en manos de mi representante porque no quiero despistarme con nada.

Pero el plazo ya agota sus últimas horas. ¿Realmente ve posibilidades de un cambio de aires inminente?

El año pasado me dijeron que me iba para Pamplona, para el filial de Osasuna, unas horas antes. Me llamaron por la noche y, a la mañana siguiente, recogí mis botas y me metí en el avión. Hasta el último momento no descarto nada. Por si acaso, la maleta está preparada. Si me conviene a mí y al club, todo puede ser...

En todo caso, ahora sí sería problemática su marcha. Acaba contrato en junio y sonaría a despedida anticipada dadas sus pocas opciones de renovar.

Ya tengo asumido que puedo estar viviendo mis últimos meses aquí. Aquí no me han propuesto nada para seguir y uno tiene que mirar por su futuro sea en este club o fuera.

Verle otra vez de amarillo parece, entonces más complicado que nunca.

Ya veremos. Si sigo, iré a por todas para que así sea. Soy un profesional.