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Copa del Rey | Sporting 1 - Athletic 2

El Athletic noquea a un Sporting valiente

El Sporting marcó en el 1' y arrasó de entrada Gabilondo y D. López remontaron y ya no hubo réplica

Jose L. Artetxe
<b>ALEGRÍA. </b>David López acaba de entregar su camiseta a los aficionados. El Athletic tuvo un gran apoyo de sus hinchas en El Molinón.
ALEGRÍA. David López acaba de entregar su camiseta a los aficionados. El Athletic tuvo un gran apoyo de sus hinchas en El Molinón.

El Athletic accedió a las semifinales, no sin sufrimiento, gracias a que fue capaz de imponer su mayor pegada. De ello se valió para remontar un marcador adverso y terminar ahogando al Sporting, que sin duda pagó muy caro el insuficiente tino exhibido en la fase en que fue amo y señor del partido.

Pretendió el Sporting liquidar la ronda al calor de su natural fogosidad, pero el bagaje rematador se le quedó muy corto. Los hombres de Joaquín Caparrós hicieron gala de una efectividad superior. A caballo del descanso, anotaron sus goles y luego hurgaron con serenidad en la impotencia del anfitrión, que se quedó sin gas y sin ideas.

La suficiencia del Athletic en la media hora final contrastó con los graves problemas por los que atravesó en la primera mitad. El Sporting apenas necesitó el saque de centro para adquirir ventaja, pero su insistencia posterior no le dio más fruto. Puede decirse que resultó clave en el desenlace este aspecto: el Athletic salvó el trance con daños menores, lo cual le posibilitó luego para, de la nada, sacarse una jugada que volteaba el curso de la eliminatoria y retirarse así al intermedio con la sensación de que tenía el triunfo en su mano, lo que confirmó pronto con un nuevo gol.

El Sporting salió mordiendo, resultó evidente que quería quitarle la etiqueta de abierto al partido cuanto antes. El gol a los 33 segundos lo certifica: robo a Iraola, avance, pase y remate, con el Athletic a contrapié, sin enterarse. El ardor y la decisión de los de Preciado marcó el arranque de la noche. Siguieron pisando el acelerador, haciendo gala de una agresividad que les otorgaba todas las disputas. La primera entre Bilic y Amorebieta le dio la opción a Morán de hacer el segundo en el minuto seis.

El Athletic sólo replicó a la avalancha a balón parado. Amorebieta y Javi Martínez cabecearon sendos córners con peligro (Carmelo sacó bajo el larguero el intento del ariete). Pero la iniciativa era local, muy claramente. El Sporting se manejaba a una velocidad superior, su fútbol era tan incisivo como profundo. Las llegadas al área de Iraizoz se sucedían por todo el frente del ataque astur. Bilic se llevaba todas, mientras que Castro y Morán progresaban por las alas para poner centros muy comprometidos.

A la media hora, Vélez se beneficiaba de un rebote para plantarse ante Sergio, pero apuntó al muñeco. Enfrente no decaían. Iraizoz blocaba abajo otro pase de la muerte de Morán y Carmelo, tras el enésimo robo en el medio, volvía a probar fortuna desde la frontal. El asunto tenía muy mala pinta para el Athletic, incapaz de frenar a su rival y menos aún de dar sentido a sus efímeras posesiones.

Sin embargo, el descanso se alcanzó con empate. Fue un lance aislado, una peinada de Llorente que Gabilondo culminó con un remate de listo, en parábola, anticipándose a dos defensas. Con un gasto muy inferior, el Athletic cobraba ventaja y frustraba a un Sporting al que obligaba a sostener el esfuerzo realizado. El reparto de premios del primer período en absoluto se correspondió a los méritos.

Como si hubiera aprendido la lección, el Athletic mostró una mejor aplicación a la vuelta del vestuario y le pagó al Sporting con la misma moneda del inicio: robo, centro rápido y remate a la red. Los de Caparrós se colocaban en una situación muy ventajosa, lo que acusó el Sporting, un punto precipitado en su afán por ganar metros y más dubitativo atrás.

Vélez pudo rentabilizar esto último con una volea que se fue silbando el larguero. Con un activo Barral arriba, junto a Bilic, porfió el once local, trató de meterle ritmo y más presión al Athletic, pero ya no tenía la frescura y sus arreones adolecían de falta de precisión.

Sólo corazón.

Era un empuje con el corazón, con la grada de El Molinón empujando con el alma y resoplando cuando Yeste estrelló en la madera un golpe franco. Un gol volvía a meter al anfitrión en el asunto, pero tal suerte rondaba más su propia área, debido en buena medida a que Yeste, fresco, se había adueñado del cuero.

Las variantes ofensivas que introdujo Preciado no inquietaban, no tenían el suministro adecuado y la inspiración, entre tanta prisa, no afloraba. El cronómetro volaba para el Sporting, mientras Iraizoz iba quedando inédito. El tramo final del encuentro resultó ya muy cómodo para el Athletic, que gestionaba con eficiencia el tiempo.

Camacho volvió a despertar por un instante el ánimo de la grada con un zambombazo de fuera del área, pero Iraizoz seguía allí y sacó una mano prodigiosa. Fue prácticamente el último cartucho del cuadro astur. El Athletic acabó mucho más entero y alcanzó el final sin que su éxito corriese peligro.c y disputas físicas.

Hoy se conocerá el rival del Athletic en las semifinales, cuyo primer capítulo se celebrará o en Mestalla o en el Pizjuán la próxima semana.

El detalle: atacado un bus de aficionados

Antes del partido, en los alrededores de El Molinón, uno de los autobuses organizados por el Athletic fue atacado, con los seguidores aún dentro, con el resultado de rotura de una luna y una puerta. Luego hubo algunos enfrentamientos e hizo acto de presencia la policía.