LIGA BBVA | MÁLAGA 1 - ATLÉTICO 1
Crecen las dudas sobre Aguirre y el Atleti
Empatados comenzaron y empatados terminaron. A goles, a puntos y a todo. Apoño goleó primero y Heitinga firmó el 1-1 final. El Atlético de Madrid de Javier Aguirre no mejoró su imagen y volvió a carecer de pegada y juego. El Málaga sigue con su progresión y permanece al acecho de los rojiblancos en la Liga.
Comenzó líder la Liga, despertó los sueños de los atléticos pisando puestos Champions, rebasando al Real Madrid en la tabla, goleando y deleitando con su fútbol. Pero, una vez más, su histórica irregularidad le condena a desplomarse. Los sueños rojiblancos se retornan en resignación.
Las aspiraciones de los atléticos crecieron tras su triunfo ante el Espanyol, una victoria de doble filo que situó al Atlético en la tercera posición. Los optimistas miraban ilusionados al Barça, pero los pesimistas tenían razón. Sólo fue un espejismo. Dos derrotas y dos empates han devuelto a la realidad a los madrileños, que se enfrentan a una nueva semana sembrada de rumores y quién sabe si de movimientos inesperados. O no tan inesperados.
Con Aguirre cuestionado, Maniche castigado en el banco, Maxi tocado y Agüero en entredicho por su falta de acierto, sus declaraciones y su peso, el Atlético de Madrid saltó a La Rosaleda dolido en su orgullo, hambriento y con la intención de acallar las críticas. Y así los demostró en el inicio. Agüero comenzó con ganas de hablar en el campo y lo hizo con una jugada personal en el área que desbarató Goitia y con un pase que dejó solo a Sinama, quien no acertó a batir por raso al meta malaguista. En unos minutos de asedio visitante, Forlán se inventó una vaselina con la zurda que acarició el larguero.
Mientras, el Málaga se refugiaba del vendaval en torno a sus centrales Weligton y Helder y buscaba estirarse con Duda por la banda izquierda, Eli por la derecha y Luque y Baha por el centro en contras desordenadas que carecían de un guía con telescopio y que se perdían en balonazos largos.
Un plan de juego que no merecía premio, pero el fútbol es imprevisible y su belleza se fundamenta en la incertidumbre y el azar. Esta vez, el agraciado fue Apoño y por prolongación todos los malaguistas. Un despeje de Heitinga llegó mansamente a los pies del medio centro blanquiazul que, ante la indecisión de Assunçao, no se lo pensó y desde fuera del área soltó un misil con la izquierda que se envenenó tras tocar en Sinama y que rebasó a Leo Franco. Minuto 22 de juego. Nervios, temor e inquietud. El Atleti olvidó el orden de los primeros minutos y cayó en la precipitación.
La condena para los de Aguirre pudo ser peor si Baha hubiera acertado un mano a mano con el portero colchonero. Luque dejó solo al marroquí, éste picó la pelota con la zurda y el balón se perdió por el lado derecho de la meta visitante. Cuando el Málaga hizo más méritos para marcar, fue el Atlético el que se benefició de la fortuna caprichosa de este deporte y a falta de un minuto para el final de la primera parte, Heitinga puso el empate definitivo. Antonio López sacó una falta lateral, el balón se paseó por el área hasta que se topó con el central atlético que remató con el pie. Goitia rechazó, Heitinga se interpuso y la pelota acabó en la red. Tablas al descanso.
Maniche y Maxi salen tarde al rescate
Volvieron los balonazos malaguistas y el desacierto rojiblanco en el comienzo de una segunda parte en la que Aguirre echó mano de Maxi desde el principio.
En el primer cuarto de hora, Duda alteró la pasividad del partido con un lanzamiento de falta a pierna cambiada desde la izquierda que a punto estuvo de sorprender a Leo Franco. La réplica la dio Simao con un remate raso que sacó un defensa en la línea de gol, con Goitia ya batido. El partido estaba predeterminado a acabar en empate.
En el 27 de la segunda parte, Aguirre se autocorrigió e indultó a Maniche con el fin de generar fútbol en los cimientos del ataque del Atleti. Assunçao se fue al banco. Además, Pablo saltó al campo por la lesión de Heitinga. Por su parte, Tapia hizo debutar en el ataque a Adriano, que sustituyó al fatigado Luque.
Al final del encuentro, el Málaga asustó con una doble ocasión de Baha y Apoño. Pero fue el Atlético el que pudo cambiar el destino del partido. Ujfalusi, de cabeza en una jugada ensayada, estuvo a punto de dar tranquilidad a un discutido Javier Aguirre al que le deben rondar por la cabeza, entre otras cosas, infinidad de palabras y frases. Como por ejemplo las que dijo el Kun en el anterior empate: "Así no vamos a ningún sitio".