Liga BBVA | Villarreal 1 - Osasuna 1
Dady acude al rescate
Justo reparto de puntos por los méritos hechos por uno y otro equipo. Rossi adelantó al Villarreal y Dady puso las tablas en el marcador. El árbitro, en el ojo del huracán, fue empeorando con el paso de los minutos, aunque no influyó en el resultado.
Pocas veces como en el encuentro de hoy dos equipos saldrán tan descontentos con el reparto de puntos como Villarreal y Osasuna. Los de Pellegrini, con todo a favor, desperdiciaron una gran oportunidad de volver a entrar entre los cuatro primeros, dejando que el colista les remontase un encuentro que nunca supo matar. Bajo otro prisma habría que examinar el encuentro desde el lado plamplonica, pero con el mismo resultado. En otras circunstancias, este punto sería un más que buen resultado, pero con las urgencias de la clasificación, todo lo que no sea sumar de tres en tres suena a fracaso. Lo dicho, ninguno se habrá ido satisfecho.
Partido trampa el que tenía ante sí el Villarreal. La visita del colista parecía a priori un guiño del calendario para un equipo al que la dichosa etapa reina pasó factura. El Madrigal podía ver a su equipo de nuevo en puestos de Champions, pero Osasuna no es tan flojo como su clasificación indica, y eso se notó en la primera mitad. El Villarreal, con bajas sensibles en defensa y la ya sabida de Nihat en ataque, se encomendaba al olfato goleador del otro Llorente, el menos mediático, y a la genialidad del bambino Rossi. Más lo de siempre, Cazorla, Senna... y un guión claro, toque y paciencia.
Porque estaba claro que Osasuna, al menos hasta que fuera por detrás en el, no iba a arriesgar en exceso para llegar al final con el máximo de posibilidades. Tampoco es que el equipo de Camacho ande sobrado en la parcela ofensiva. Carente de un buen organizador, hoy le tocó al húngaro Vadocz acompañar a Nekounam, aunque las opciones reales pasaban por las botas del indultado Juanfran y el olfato de Pandiani. En efecto, los 'rojillos' se armaron igualmente de paciencia y se dispusieron a aguantar las acometidas del rival, confiando en que su férrea defensa aguantara.
El plan le salió bien a Camacho hasta la media hora de juego. Demasiado bien incluso. Sólo una ocasión de Llorente conformaba el escaso bagaje ofensivo del Villarreal, atascado y sin demasiadas ideas. Osasuna no quería ni oír hablar de Diego López, hasta que llegó el minuto 27 y se juntaron los dos mayores talentos que estaban sobre el campo. Cazorla colocó un medido pase al centro del área, donde Rossi esperaba para realizar un gran control orientado con el pecho y definir ante un flojo Roberto.
El cambio de actitud de los pamplonicas tras encajar el tanto fue inmediato. A partir de ese instante quiso el balón, y lo trató con mayor o menor acierto, con el que la tensión de unas piernas atenazadas lo permite, pero al menos se levantó y siguió luchando. Incluso llegó a poner cerco al marco de Diego López durante unos minutos. La duda que quedaba es que hubiera pasado si hubieran salido así desde el principio.
Cygan, Dady y los nervios
Camacho continuó en la segunda mitad con el lavado de imagen. Al cuarto de hora Dady y Delporte entraron en lugar de Juanfran y Font. Osasuna mantenía la fe. Casi siempre con un juego muy directo, buscando un rechace, una jugada aislada en el área que le diera un punto que sabría a oro. Contagiaba incluso al Villarreal, que por momentos perdía su habitual estilo y adoptaba este más primitivo.
Llegaban las ocasiones, y con ellas los mejores minutos de ambos porteros. Roberto compensaba su actuación en el Bernabéu manteniendo a su equipo en el encuentro, y Diego López mantenía la ventaja en el marcador con una gran parada a tiro de Delporte. Poco depués, en el 65, un centro del francés terminaría convirtiéndose en el empate osasunista, y aunque fue Dady quien empujó el balón, la autoría del gol bien podría ser de Cygan, que con un garrafal error marca de la casa, dejó el balón en bandeja para que el portugués consiguiera su segunda diana en lo que va de temporada.
Tras el empate el encuentro ganó en emoción, pero perdió, y mucho en fútbol. Osasuna volvió a su versión de inicio, aunque con matices. Pandiani ya no estaba tan sólo, Dady, a menudo escorado a la derecha, aportó mucha frescura al ataque de su equipo, que a la menor oportunidad buscaba una contra salvadora. El Villarreal, con 'Mati' y Cani pero sin Cazorla, caía una y otra vez en la trampa 'rojilla'. Según se acercaba el final, parecía más factible el segundo de Osasuna que el tanto local. No se cansaron de intentarlo los pupilos de Camacho, aunque finalmente sin premio.